Dra. Silvana Di Gregorio,
Departamento de Densitometría CETIR Ascires, Barcelona
La Osteoporosis es una enfermedad caracterizada por cambios estructurales y de densidad en el hueso, repercutiendo en su calidad y que se asocia, por ende, con un incremento del riesgo de padecer una fractura ante un traumatismo mínimo o de baja energía (definido como el que sucede desde la propia altura, es decir, como los que se padecen en la vida cotidiana).
Este deterioro de la calidad ósea puede ser primario, como consecuencia de los cambios evolutivos de la vida y afectado a ambos sexos, con mayor prevalencia en las mujeres, o secundario a ciertas patologías o tratamientos crónicos, afectando en este caso a cualquier edad y en ambos sexos.
La densitometría es la técnica de elección reconocida para el diagnóstico de osteoporosis, categorizándose su resultado, según la recomendación del comité de expertos de la Organización Mundial de la Salud, en: Normal, Densidad Mineral Ósea Baja, y Osteoporosis.
Es una técnica inocua (puede usarse incluso en niños) ya que, si bien utiliza rayos x como fuente de imagen diagnóstica, la radiación recibida es muy baja, inferior a la se recibe en un vuelo transoceánico. La adquisición es rápida, y puede realizarse incluso en pacientes claustrofóbicos ya que es una técnica abierta.
Tiene ciertas limitaciones, como las interferencias que se producen por la presencia de artrosis y calcificaciones extraesqueléticas como las calcificaciones que afectan a la aorta abdominal, o en procesos de reparación ósea como en la vertebroplastia, ocasionando resultados no fiables (por encima del valor real).
Por estos motivos, los resultados de la exploración ofrecidos de manera automática pueden no ser los recomendados para diagnosticar adecuadamente a los pacientes. Como cualquier técnica diagnóstica, su interpretación debe ser realizada por profesionales con experiencia adecuada.
Bajo el concepto que en la calidad del hueso participan predominantemente dos factores, la densidad y la estructura trabecular, en los últimos años Medimaps desarrolló un software que se ofrece como una herramienta diagnóstica complementaria a la densidad mineral ósea (DMO) y que permite establecer con mayor precisión el riesgo de fractura. Es un Software integrado (Trabecular Bone Score -TBS-), que realiza la medición en la misma exploración DXA de columna.
El TBS es una construcción matemáticamente compleja. Conocer cuáles son los datos que incorpora en el análisis es un requisito necesario para entender cómo opera. El fundamento de la medición del TBS se basa en que una microestructura trabecular densa, proyectada en un plano, genera una imagen que contiene un gran número de pixeles de poca amplitud. Inversamente, la proyección de una estructura porosa genera una imagen con pocos pixeles, pero de gran amplitud. El variograma obtenido de esas imágenes permite estimar la estructura 3D.
De esto resulta que, una vértebra con una estructura trabecular buena presenta una malla densa de trabéculas: alto número de estas, separadas por un reducido espacio y alta conectividad entre ellas, lo que asegura un flujo constante y una absorción de la energía producida por una caída hasta su agotamiento. En el caso de que la conectividad sea escasa, con trabéculas finas y muy separadas, la energía no podrá disiparse e impactará con toda la potencia inicial y se producirá la fractura, independientemente del resultado de DMO.
El resultado categoriza tres posibles resultados: patrón microestructural normal (≥1,350), parcialmente deteriorado (1,350-1,200) y severamente deteriorado (<1,200).
Como toda técnica diagnóstica, TBS tiene sus limitaciones. Los resultados en pacientes con Índice de Masa Corporal por debajo de 18,5kg/m2 y por encima de 35kg/m2 no son fiables debido a que los resultados se alteran con el grosor abdominal. En los pacientes de bajo peso los resultados son más elevados y en los obesos son más bajos.
El informe médico, que aporta el valor diferenciado de calidad, debe incluir los resultados de la región de la columna lumbar que sea más representativa, excluyendo aquellos artefactos que modifiquen los resultados y asegurando su fiabilidad para llegar a un correcto diagnóstico del paciente.
La importancia del TBS ha sido puesta de manifiesto en la última Posición de Consenso de ISCD (International Society of Clinical Densitometry). En ella, se estableció que el TBS se asocia con riesgo de fractura vertebral, de cadera y con fracturas mayores en mujeres menopáusicas y que, en varones de más de 50 años, se relaciona con las fracturas mayores y de cadera. También se recomendó no usarlo como único elemento diagnóstico ni para indicar terapéuticas, ni para monitorizar a los pacientes tratados con bisfosfonatos.
En conclusión, la valoración de la masa ósea se recomienda a mujeres mayores de 65 años y a hombres mayores de 70 años en la Osteoporosis Primaria. Se recomienda a cualquier edad ante la sospecha de afectación de la masa ósea de manera secundaria a procesos patológicos o a tratamientos como el uso crónico de corticoides. En estos casos, es recomendable valorar la TBS en etapas precoces para implementar, de manera preventiva, estrategias terapéuticas. El aporte adicional del TBS a la DMO representa, así mismo, una herramienta que permite entender, desde otra perspectiva, los cambios metabólicos asociados.