Notiweb 4/9/2023
Un nuevo método para deducir el tamaño de las poblaciones antiguas ha sacado a la luz un grave cuello de botella en la población humana, hace entre 930.000 y 813.000 años, que casi aniquiló la posibilidad de la humanidad tal y como la conocemos hoy en día
Un equipo de investigadores de China, Italia y EE UU ha esclarecido unos datos hasta ahora inexplicables en el registro fósil de África y Eurasia.
Sus conclusiones apuntan a que los primeros antepasados humanos atravesaron un prolongado y grave cuello de botella al reducirse el número de individuos aproximadamente a 1.280, que fueron capaces de reproducirse y mantener una población durante unos 117.000 años. Después de esos años, el número volvió a crecer.
Análisis genéticos
En este estudio, publicado en la revista Science (Fu YX et al, September 2023), se analizó una gran cantidad de secuencias genómicas. Sin embargo, «el hecho de que el nuevo método de análisis poblacional FitCoal pueda detectar el antiguo cuello de botella severo incluso con unas pocas secuencias representa un gran avance», afirma el autor principal del trabajo, Yun-Xin Fu, genetista de poblaciones del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en Houston (EE UU).
Los resultados obtenidos con esta metodología puntera apuntan a que los primeros antepasados humanos experimentaron una pérdida extrema de vidas y, por tanto, de diversidad genética.
Condiciones climáticas adversas
Las razones sugeridas para este descenso de la población ancestral humana son sobre todo climáticas: las glaciaciones de esta época provocaron cambios en las temperaturas, graves sequías y la pérdida de otras especies, potencialmente utilizadas como fuentes de alimento por los humanos ancestrales.
Se calcula que el 65,85 % de la diversidad genética actual pudo perderse debido a este cuello de botella a principios y mediados del Pleistoceno, y el prolongado periodo de número mínimo de individuos reproductores amenazó a la humanidad tal y como la conocemos hoy. Sin embargo, parece que también contribuyó a un acontecimiento de especiación generando el número final de cromosomas de la especie humana. Dos cromosomas ancestrales pueden haberse unido para formar lo que actualmente se conoce como cromosoma 2 en los humanos modernos. Con esta información, se ha descubierto potencialmente el último antepasado común de los denisovanos, los neandertales y los humanos modernos (Homo sapiens).
«El novedoso hallazgo abre un nuevo campo en la evolución humana porque evoca muchas preguntas, como los lugares donde vivían estos individuos, cómo superaron los catastróficos cambios climáticos, cómo una población tan pequeña persistió en condiciones difíciles y peligrosas, y si la selección natural durante el cuello de botella aceleró la evolución del cerebro humano», argumenta Yi-Hsuan Pan, de la Universidad Normal de China Oriental que también participa en el estudio.
El control del fuego, así como el cambio climático hacia un clima más hospitalario para la vida humana, podrían haber contribuido a un rápido aumento posterior de la población 100.000 años después, hace unos 813.000 años.
«Estos hallazgos son solo el principio. Los objetivos futuros con estos conocimientos son esbozar una imagen más completa de la evolución humana durante este periodo de transición del Pleistoceno temprano al medio, lo que a su vez seguirá desvelando el misterio que suponen la ascendencia y la evolución humanas tempranas», concluye LI Haipeng, genetista teórico de poblaciones y biólogo computacional del Instituto de Nutrición y Salud de Shanghái de la Academia China de Ciencia., que es coautor de este artículo