iSanidad 24 febrero 2024 (Redacción)
Europa ha perdido más de 100.000 años de vida y más de 7.000 millones de euros (6.000 millones de libras esterlinas) en costes debido a los retrasos que se han producido en el diagnóstico de melanoma durante el confinamiento, según un estudio dirigido por investigadores de la University College de Londres (UCL) en Reino Unido y el Hospital Universitario de Basilea (Suiza), (JAMA Network Open, febrero 2024) y recogido por Europa Press.
Para realizar esta investigación, se analizó la información de 50.072 pacientes de dos centros de tratamiento del cáncer en Suiza e Italia, respaldada por datos adicionales del Reino Unido y Bélgica. Los investigadores estimaron en cuántas personas el cáncer había progresado de una etapa a la siguiente debido a retrasos en el inicio o en la continuación del tratamiento debidos a las restricciones de bloqueo, la escasez de personal y el miedo a la infección durante la pandemia. Calcularon que el cáncer había progresado durante este periodo aproximadamente en el 17% de pacientes con melanoma.
También se analizaron los costos médicos adicionales, ya que el tratamiento del cáncer resulta más costoso durante la etapa avanzada, además de tener menos posibilidades de éxito. Para realizar esta estimación, se tuvo en cuenta tanto los costes directos para los proveedores de atención médica, como los impactos más amplios, como la pérdida de productividad debido a la discapacidad y los años de vida perdidos.
Se llegó a la conclusión de que los retrasos a la hora de diagnosticar el melanoma contribuyeron a la pérdida de 111.464 años de vida en 31 países de Europa, con un coste económico total de 7.000 millones de euros (6.100 millones de libras). La mayoría de los costos fueron indirectos.
“Los retrasos en el diagnóstico y el tratamiento pueden ser devastadores para las personas afectadas por el cáncer, afirma la doctora Elisabeth Roider del Hospital Universitario de Basilea. El artículo destaca la importancia de la detección temprana en el cáncer, al tiempo que recomienda considerar los efectos secundarios no deseados en cualquier planificación futura para una pandemia.
“Cuando se introdujeron los cierres como una medida muy necesaria para detener la propagación de Covid-19, hubo importantes consecuencias no deseadas. Se cancelaron muchas proyecciones y se retrasaron los tratamientos médicos“, afirma el doctor Kaustubh Adhikari de la Unidad de Genética de la UCL, y coautor principal del estudio. “Como muchas personas faltaban a las citas para detectar o tratar el cáncer de piel, su cáncer progresó a una etapa posterior, lo que resultó en una atención más costosa y un mayor riesgo de que el tratamiento no tuviera éxito. Es alarmante que por una sola enfermedad se hayan perdido muchos años de vida, una menor calidad de vida para muchos miles de personas y miles de millones de libras de impacto económico; esto puede ser sólo la punta del iceberg de las consecuencias del retraso del diagnóstico y tratamiento de la enfermedad por confinamientos”, añade.
La investigación ha contado con el apoyo de la Fundación de Investigación de la Universidad de Basilea, la Fundación ProPatient, la Universidad de Basilea, la Fundación Goldschmidt Jacobson y la Fundación Nacional Suiza para la Ciencia.