Fuente: ScienceDaily (July 1, 2024 ). Fuente original: JAMA Inter Med
Un estudio clínico aleatorizado de 158 pacientes sometidos a quimioterapia ha demostrado que el entrenamiento neuromuscular reduce la aparición de neuropatía periférica producida por quimioterapia (NPIQ) entre un 50% y un 70%, dependiendo del agente neurotóxico utilizado. Además, la prevención de los déficits neurológicos mejora la calidad de vida del paciente y puede influir en los resultados clínicos y la supervivencia, al mejorar la tolerancia y la adherencia al tratamiento oncológico.
La neuropatía periférica inducida por quimioterapia es una complicación frecuente en muchos tratamientos de quimioterapia. Los pacientes que reciben quimioterapia con oxaliplatino o un alcaloide de Vinca desarrollan esta neuropatía en un 70-90%. Además de síntomas molestos, tales como el entumecimiento y el hormigueo, puede afectar a la vida diaria al causar trastornos del equilibrio y caídas, pero también puede obligar a reducir las dosis de quimioterapia durante el tratamiento, retrasar su administración o interrumpirla, lo que contribuye a peores resultados oncológicos. Los tratamientos actuales para estas neuropatías tienen un limitado éxito, por ejemplo, la duloxetina ha demostrado una eficacia modesta en la mejora de la neuropatía dolorosa (mejoría del dolor de 1 punto frente a 0,3 puntos del placebo, en una escala de 10 puntos).
Dada la falta de un tratamiento eficaz, existe un creciente interés en la comunidad oncológica en la importancia de la prevención primaria de esta neuropatía. La asociación de obesidad y menor actividad física con la neuropatía, junto con el reconocimiento de que el ejercicio mejora la salud general, la inflamación y la neuromodulación, han conducido a un creciente interés en la evaluación de pautas basadas en el ejercicio (oncología del ejercicio) para el manejo de esta neuropatía.
Un estudio prospectivo y aleatorizado publicado recientemente por la revista JAMA Intern Med.( doi:10.1001/jamainternmed.2024.2354) realizado entre 4 centros de Colonia (Alemania) entre mayo 2014 y noviembre 2020, cuyos datos han sido analizados en junio 2021, ha intentado comprobar si el entrenamiento neuromuscular, disminuye la aparición de neuropatía periférica inducida por quimioterapia. Para ello han reclutado pacientes adultos que estaban recibiendo tratamiento con oxaliplatino o alcaloides de la vinca (fármacos con alto riesgo de producir neuropatías periféricas). Se excluyeron del análisis todas las personas con neuropatía preexistente, terapias previas, contraindicaciones para vibraciones del cuerpo entero (WBV), angina de pecho, infarto de miocardio o enfermedad cardiovascular, dentro de los seis meses anteriores al inicio del estudio.
Los participantes fueron distribuidos en tres grupos, un grupo de 55 pacientes recibieron entrenamiento sensorio-motor (SMT), otro grupo de 53 pacientes recibieron entrenamiento de vibración de todo el cuerpo (WBV) y un tercer grupo de control de 50 pacientes que seguía la actividad habitual y que tenía la posibilidad de fisioterapia al finalizar la quimioterapia, si presentaba neuropatía. La duración de las sesiones de entrenamiento de los grupos de intervención fue de 15 a 30 minutos.
Descripción de las actividades de cada uno de los grupos
Entrenamiento sensoriomotor (SMT): Son ejercicios de dificultad progresiva, de bipedestación sobre una superficie estática pasando luego a monopedalización sobre una superficie inestable. Se realizarán al menos dos veces por semana durante toda la duración de la terapia médica (3 a 12 meses).
Entrenamiento de vibración de todo el cuerpo (WBV). Los pacientes se entrenaron en una plataforma vibratoria de alternancia lateral (Galileo Med M-Novotec). Los ejercicios se realizaron al menos dos veces por semana durante toda la duración de la terapia médica (3 a 12 meses).
Los pacientes del grupo de control (GC) recibieron la atención médica estándar, recibiendo tratamiento si se diagnosticaba la neuropatía con medicamentos tales como gabapentina o pregabalina, así como fisioterapia.
El objetivo primario del estudio fue la incidencia y gravedad de la neuropatía periférica determinada mediante pruebas de conducción nerviosa clínica (sensibilidad a la vibración y reflejos tendinosos, etc).
Los objetivos secundarios fueron la duración de la terapia farmacológica, la sintomatología subjetiva de la neuropatía, la actividad física, el control del equilibrio, los resultados clínicos, el dolor neuropático, el análisis de seguridad y la calidad de vida.
Los pacientes fueron evaluados antes de la quimioterapia y 12 semanas después de finalizarla.
Resultados
La edad media de los 158 pacientes fue de 49,1 años. La incidencia de neuropatía periférica inducida por quimioterapia fue significativamente menor en ambos grupos de intervención, sensoriomotor 12 de 40 (30,0%) y vibración de todo el cuerpo, 14 de 34 (41,2 %), en comparación con el grupo de control: 24 de 34 (70,6 %).
Los pacientes del grupo de terapia de estimulación sensorio-motora (SMT) mostraron los mejores resultados en reflejos tendinosos, sensibilidad a la vibración, sensación del tacto y la fuerza de los músculos de la pantorrilla, en comparación con los otros dos grupos. Los pacientes que recibieron alcaloides de la vinca y realizaron SMT fueron los que tuvieron menor incidencia de neuropatías (SMT: 8 de 28 (28,6%); WBV: 9 de 24 (37,5%) frente a GC: 22 de 30 (73,3%)).
Se encontraron mejoras a favor de SMT en comparación con el grupo control, en todas las mediciones objetivas (control del equilibrio en bipedestación con los ojos abiertos o cerrados, sensibilidad a la vibración, sentido del tacto, reducción del dolor, etc) así como en la no reducción de la dosis de quimioterapia. Además, la mortalidad fue menor de forma significativa, en el grupo de SMT frente al grupo control.
Los autores concluyen que el tratamiento con SMT y WBV puede reducir la aparición de neuropatía periférica inducida por quimioterapia en un 50-70%, y los pacientes que recibieron SMT experimentaron el mayor beneficio. Los pacientes con tratamiento con alcaloides de la vinca fueron los que más se beneficiaron, en particular los del grupo de terapia sensorio-motora (SMT).
Por lo tanto, la terapia sensorio-motora puede ser la opción terapéutica más adecuada para la prevención de la neuropatía periférica inducida por quimioterapia, ya que parece mejorar la calidad de vida del paciente. Además, la terapia sensorio-motora afecta significativamente al tratamiento oncológico, ya que estos pacientes requirieron menos reducciones de dosis, experimentaron menores tasas de mortalidad y realizaron más actividad física.