José Aguilera López.
Ingeniero de Caminos Canales y Puertos
La catástrofe natural de este 29 de octubre, difícilmente predecible, ha producido la mayor destrucción de un territorio por esta causa en España.
En los últimos 700 años, se han producido 26 grandes riadas con una frecuencia media de una cada 25 años siendo, la más destructiva, la de 1957 en la ciudad de Valencia.
La DANA o Depresión Aislada en Niveles altos o vulgarmente llamada gota fría, se produce, por el calor superficial que queda después del verano que, al encontrarse con las zonas montañosa próximas, las nubes qué forman, se elevan y, al cruzarse con una masa aislada de aire frío, produce lluvias torrenciales.
La geografía del territorio de Valencia se desarrolla entre el Sistema Ibérico con altitudes de 1000 y 1300 m y el mar Mediterráneo. Entre ambos se sitúa la plana, con una anchura media de 25 km y donde, tradicionalmente, se ha desarrollado la huerta valenciana y, en la actualidad, está ocupada por ciudades densamente pobladas con importantes zonas industriales y de servicios.
Las precipitaciones del día 29 se concentraron de manera torrencial en pocas horas.
En Valencia y su área metropolitana prácticamente no cayó agua pero a 30 km de distancia, en el interior, se captaron 784,7 l/ m2 en Turís. Ese día estuvo lloviendo 14 horas pero llegaron a caer 184 l/m2 en 1 hora. Las precipitaciones fueron extraordinarias además en Montserrat , Godelleta, Buñol, Chiva y Cheste en la parte alta del Poyo. Todos estos municipios llegaron a más de 500 l/m2 acumulados en un día.
Las lluvias afectaron a las cuencas de los ríos Júcar y Turia y del Barranco del Poyo que desemboca en la Albufera.
Provocaron riadas extraordinarias en el rio Magro, afluente del Júcar, por el desembalse de la presa de Forata y aportaciones de barrancos que inundaron la Ribera. Las crecidas del rio Turia no han producido grandes daños, gracias al nuevo cauce construido después de la inundación de Valencia de 1957. La gran tragedia se ha producido en los municipios afectados por el Barranco del Poyo con grandes pérdidas humanas y materiales.
Este Barranco, con unos 40 Km. de longitud, empieza en las montañas de Buñol con una altitud de 1000 m. Continua por Chiva, Cheste, cruza el llano de Quart, pasa después por las cercanías de Torrent y de Catarroja y por el centro de los municipios de Picanya y Paiporta . Tras cruzar otros municipios, desemboca en la Albufera de Valencia.
Su profundo y ancho cauce siempre está seco, salvo en las avenidas que destruye todo lo que encuentra. El día 29 llegó a llevar 2800 m3/s, cuando el Barranco en su tramo más bajo no puede llevar más de 500 m3/s.
El caudalímetro , que medía el caudal, detecto que desde las 16:00 h que marcaba casi cero pasó a las 18:50 h. a 2230 m3/s.
La tragedia se desarrolló en poco tiempo. El gran caudal a gran velocidad que transportaba el cauce, con arrastre de residuos, cañas, árboles y barro, taponaba los ojos de los puentes, y por la presión sobre ellos los destruía y estos, al retener la crecida hasta su destrucción, generaba un efecto presa que a su vez generaba una ola destructora.
Todo ello hace, que las zonas inundables urbanizadas y conocidas en los estudios de riesgo, reciban las aguas, con tal fuerza, que arrastra todo lo que encuentra a su paso: coches, inmuebles, etc., inundando los pisos bajos, aparcamientos subterráneos y sótanos de las casas, las zonas industriales y destruyendo puentes, carreteras, acequias, etc. El agua, llegó hasta más de 2 m. de altura, con un balance de 222 muertos y enormes pérdidas materiales.
Cabe preguntarse si habría sido posible evitar esta dramática catástrofe. Como suele ocurrir no existe una causa única sino una convergencia de diversos factores:
- El comportamiento de nuestra atmósfera difícil de predecir con precisión.
- La carencia de infraestructuras adecuadas, construcciones e intervenciones en la cuenca del Barranco que minimicen e impidan las crecidas minimizando el riesgo.
Este cauce carece de presa reguladora en cabecera que lamine la crecida. Su construcción, que estuvo planificada aguas arriba de Cheste, no se ejecutó.
En el año 2000 había un proyecto de ensanchamiento y de profundización del cauce además de cambios de trazado y recubrimientos diversos contando con financiación europea. Se paralizó por criterios medioambientales.
En el año 2001 se aprobó el Plan Hidrológico Nacional derogado en el año 2004. Aprobándose otros planes en 2005, 2016-2021, 2022-2017, que nunca han ejecutado actuaciones en este Barranco.
En el año 2006 se comenzó a tramitar el plan de “Adecuación ambiental y drenaje de la cuenca del Poyo “. Quedó paralizado por falta de recursos y problemas ambientales.
En 2019 se conocía con precisión que el Barranco del Poyo era “Área con Riesgo Potencial Significativo de Inundación “como resultado de los trabajos de Evaluación Preliminar de Riesgo de Inundación.
En 2021 se adjudica el proyecto para sanear la parte final del barranco pero leyes y decretos autonómicos hacen que la solución no sea compatible.
En resumen, se conoce el riesgo de las inundaciones, pero no se ha realizado intervención alguna para minimizar sus consecuencias.
- La situación de los cauces por falta de limpieza de la vegetación y la prohibición vigente de cortar cañaverales.
Afecta a la capacidad del cauce al disminuir la velocidad del agua. En las crecidas, el arrastre de los residuos vegetales, taponan los ojos de los puentes, llegando a destruirlos, y generando la ola correspondiente que, por el efecto presa, destruye con más fuerza aguas abajo.
- La Ordenación Territorial, que ha permitido, en las zonas inundables, crear áreas urbanas densamente pobladas, polígonos industriales y servicios terciarios.
- Insuficiencia de medidas preventivas y formativas a la población que, deben conocer que viven en zonas inundables y, deben saber responder de forma precisa a una emergencia.
- La carencia de un Sistemas de Alerta Temprana eficaz y conocido por la población.
Por ello las consecuencias de esta catástrofe son: 222 muertos, 4 desaparecidos, 78 municipios afectados, 68.000 viviendas, 30.000 empresas, 13.300 millones en pérdidas, 2.600 millones para reconstrucción de las infraestructuras dañadas, acequias, saneamiento, servicios diversos dañados, puentes, carreteras y ferrocarriles destruidos, campos inundados con las pérdidas de las cosechas, perdidas de coches, cierre de industrias y negocios, etc .
Soluciones de futuro.
La reconstrucción de lo dañado y la resolución de la problemática derivada de este desastre deben solucionarse de forma prioritaria pero hay que pensar, además, que hay que planificar el futuro para minimizar las consecuencias de otra posible DANA.
- Actuar sobre el Barranco del Poyo. Hay que priorizar la vida de las personas a otras consideraciones. Los técnicos conocen las soluciones pero, dada la dificultad de acuerdo para su ejecución, sería conveniente UN PACTO DE ESTADO DEL AGUA que defina solución, financiación y mantenimiento.
- Actuaciones sobre el territorio. Hay que limitar el desarrollo urbano en las zonas inundables. Las infraestructuras y edificaciones deben adecuar su diseño al riesgo de inundación y adecuar su convivencia con el Barranco.
- Actuaciones sobre las personas. Como el riesgo cero no existe y por ello siempre estará, hay que minimizarlo con campañas de educación, planes de emergencia, simulaciones de respuesta ante una emergencia y Sistemas de Información Temprana y aviso a la población.