Maria Dolores Uguet de Resayre, bailarina, y profesora del RCPD Mariemma,
licenciada en Farmacia, Master en Artes escénicas y Gestión Cultural
Me llamo Mariló y vivo en Madrid. Os voy a contar algunas cosas que me han sucedido desde que me sentí mal y fui diagnosticada como enferma de Covid 19.Intentaré llevar un orden cronológico para llevar un camino hasta hoy.
Soy una persona inquieta y desde siempre me he movido bastante. He bailado toda mi vida y he procurado tener una muy buena forma física. Os cuento esto porque creo que influye en como he reaccionado ante las secuelas. Unos días antes de que me diagnosticaran la enfermedad estuve muy resfriada, tomé ibuprofeno. Soy un poco hipertensa, lo digo porque dicen que influye, Aquello se pasó pero estaba flojilla.
Cuando me preguntan si estuve con alguien que pudiera haber tenido síntomas, digo que no, si es verdad que, como entonces no conocíamos nada, en mi rutina iba al gimnasio todos los días y, pensando sobre alguna posibilidad de haberme contagiado, estuve en el metro- el día 8 de marzo. No recuerdo el día exacto de cuando comencé a sentirme mal.
A partir de ahora, para continuar mi relato, haré un resumen del informe de Alta de hospitalización, con medicamentos porque entonces probaban todo, en el que incluyo comentarios personales.
El día 14 de marzo, fui a urgencias con los siguientes síntomas: El mismo día tuve unas décimas, tos seca desde hacía varios días y dolor en el cuello. Me hicieron pruebas y dijeron que tenía una infección de vías respiratorias. El tratamiento fué: Levofloxacino, primperan, glucosalino y paracetamol. Me mandaron a casa y me dijeron que si me encontraba peor, en dos días, que regresara.
El día 16 de marzo, no tenía fiebre, vomité, me dolía la columna y tenía un dolor de cabeza impresionante- como jamás me había pasado, me sentía inapetente y sin fuerzas. Regresé de nuevo a Urgencias.
La médica me dijo que no eran síntomas de covid pero que pasara a la sala para valoración. Mientras esperaba en la sala, ella se me quedó mirando, en el trasiego de allá para acá y, me dijo que me ingresaba. Se confirmó que tenía Covid en las pruebas y me dieron como tratamiento: Dolquine, Kaletra,. Ceftriaxona, Levofloxacino…
El día 20, al empeorar, me cambian el tratamiento de antibióticos -Meropenem- durante 10 días. Tenía puesto el oxígeno y no podía, ni tenía fuerza para hablar.
Yo estaba en una habitación sola, me ayudaban las enfermeras a ducharme porque no tenía fuerza para nada. Me llamaban por teléfono constantemente. Al principio me sirvió de gran ayuda, poco a poco fui empeorando, me pusieron oxígeno. Mi sensación ante estos acontecimientos era tranquila porque pensaba que la enfermedad era así. Llego un momento en el que me era imposible hablar, me cansaba mucho.
El 21 presentaba taquipnea, expectoración herrumbrosa, saturación del 85% y me ingresan en la UCI. Me comentó posteriormente una enfermera que entré muy mal, yo había perdido la consciencia.
Estuve ingresada en la UCI 22 días, de los cuales 15 estuve sedada y con respirador. La evolución fue lenta pero estable.
Me trataron con aziromicina 5 días. Al quinto día recibí 2 dosis de Tocilizumab, HBPM a dosis antiTVP, acetazolamina.
El día 31 de marzo realizan una traqueotomía quirúrgica unida a un respirador y nutrición enteral.
El 5 de abril se me obturó la cánula por secreciones y me la cambiaron. A nivel neurológico obedecía a órdenes sencillas, se evidenciaba posible polineuropatía de enfermo crónico y me tratan con Quetiapina y Tranxilium. Desde el día 9 de abril tolero las desconexiones, inician la tolerancia oral. Me trasladan a planta el 12 de abril.
Mi versión de la UCI:
Tuve unos sueños que no acababan nunca y eran terroríficos a más no poder. Cuando desperté, veía mucho plástico, un señor enfrente que parecía que se iba a morir, una señora al lado llena de tubos, un separador a mi izquierda, unos enfermeros que corrían de acá para allá. Estaba incómoda, tenía frio, no era yo sino un ser humano básico rodeado de maravillosas personas empeñadas en salvar vidas.
No podría explicar hasta que punto no conectaba con la realidad. La Memoria me fallaba mucho y me sigue fallando (menos pero he perdido memoria).
Me mandaban mensajes: mi marido, mi familia, mis amigos que con mucho cariño me leían, a veces, las y los enfermeros. No entendía su alarma, no llegaba a pensar que había estado con un pie aquí y otro allá.
En planta, al igual que en la UCI, encontré a maravillosos profesionales que me animaban, me atendían. Yo les pedía que no se acercaran, al darme cuenta de lo que era capaz de hacer ese virus. El 15 me cerraron la tráquea y el 16 fue mi cumpleaños. Me sujetaba el cuello para hablar pero estaba feliz, me pusieron guirnaldas y fotos que llevó mi hija.
Por fin, pude hablar con mi marido por teléfono, yo estaba muy preocupada por él porque también estaba mal. Me dijo que había pasado el Covid, no tan fuerte como yo, y que ya estaba bien. Esto me animó
Perdí muchísima masa muscular, la piel me colgaba en los brazos. Tomé batidos hiperproteicos. Tenía anemia, hipoalbuminemia, Hipertransaminasemia, posible síndrome postraumático vs ansiedad. En el angio TC se evidenciaba TEP subagudo-crónico en bifurcación de rama segmentaría posterior de Lll. El DD estaba alto. Me trataron con Hibor y después con Eliquis.
El 22 de abril, cuando hubo una mejoría analítica y radiológica me dieron el alta a mi casa. Pude salir andando con mucha inseguridad, pero de pie. Cogí un taxi y mi marido otro, era la norma. ¡Vi que los árboles se habían engalanado con la primavera y que no había nadie por la calles de Madrid! De película de terror.
Al principio me era imposible hacer nada. Mi marido, era quien velaba por mí, me daba fuerza y seguridad. Me sentía agradecida y suertuda.
Lo peor de tirar para adelante era por la noche, tenía unos dolores articulares impresionantes. Primero comenzaron en las manos y después en los hombros (aún padezco secuelas de aquellos malísimos momentos). He hecho bastante rehabilitación con fisioterapia, tenía todos los músculos, de la parte superior, agarrotados y entumecidos. Ahora NADO (esto es una proeza; sin músculos, mis brazos carecían de movilidad. Al principio me ahogaba) y he podido comprobar que el agua del mar y el sol hacen milagros.
Tampoco tenía mucha fuerza en las piernas y sentía que la articulación de la rodilla estaba muy débil. Yo tengo bastante control muscular y manejaba mi cuerpo para lograr apoyos buenos. En cuanto pude salimos a la calle a andar y así hasta ahora.
ANDAR ha sido básico en mi rehabilitación. He bajado y subido escaleras. He hecho ejercicio y lo hago, al principio me era imposible. Aún no estoy bien muscularmente pero, infinitamente mejor.
El pelo se me cayó, pero, ya no. He perdido vista de cerca y la memoria no sé si vendrá del todo. He seguido los controles y recomendaciones hospitalarias. Tac, análisis, medicamentos y ya me los han quitado. No tengo fibrosis pulmonar, ni trombos.
Me he sentido muy querida. Este padecimiento me ha servido para valorar la VIDA más.
“Hoy estoy viva” mañana, no sé.
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