Enrique Rubio, director general de la editorial RUBIO, firma experta en cuadernos didácticos
El COVID y la pandemia han afectado y siguen afectando a los jóvenes en la escritura, dada la necesidad de apostar por la formación online como medio para paliar la falta de asistencia, algo que también padecen los enfermos de alzhéimer privados de los estímulos que muchas veces logran en los centros de día
Es incuestionable que la situación provocada por la irrupción del virus SARS-CoV-2, comúnmente conocido como COVID-19, ha sido especialmente duro para los grupos más vulnerables, como ancianos y enfermos inmunodeprimidos, pero no hay que perder de vista que también ha pasado factura a otro colectivo que se ha visto privado de un desarrollo normal, como han sido los niños y adolescentes o aquellas personas aquejadas de algún tipo de demencia, como el alzhéimer por ejemplo. Estas personas, de la noche a la mañana, se encontraron aisladas y, en muchos casos, privadas de los estímulos que hasta ese momento encontraban en las escuelas y en los centros de día. Para ellos la práctica de la escritura y el cálculo o la estimulación cognitiva a través de cuadernos didácticos, según el caso, han resultado herramientas útiles para combatir ciertos efectos de la pandemia como la “pérdida de aprendizaje” en un caso y la “atrofia cerebral” en el otro.
Nuestros jóvenes y lo mucho que han perdido por el COVID-19
En el caso los millones de estudiantes que se han visto afectados por esta situación, UNICEF ya ha dado la voz de alarma porque la pandemia que hemos vivido ha supuesto una importante “pérdida de aprendizaje” para muchos alumnos, con un impacto incuestionable para su educación presente y futura. De hecho, esta organización ha cifrado la pérdida de clases presenciales en aproximadamente 1,8 billones de horas, algo realmente crítico y que hay que afrontar. Y, si bien es cierto que esta situación ha afectado especialmente a la población escolar de países en vías de desarrollo, es algo que ha impactado también en nuestro entorno. Porque la brecha digital está ahí, y es una realidad también en los países más desarrollados, incluidos España. No en todos los hogares se ha tenido la posibilidad de tener acceso a las tecnologías necesarias para un correcto seguimiento telemático de las clases.
Para la UNESCO, el impacto del COVID-19 y la pérdida de aprendizaje ocasionada por el cierre de las escuelas “podría debilitar a toda una generación”, algo que han tildado en un informe conjunto con el Banco Mundial y UNICEF de “crisis educativa mundial”.
Por este motivo, si bien en esta crisis sanitaria la prioridad ha sido preservar la salud de la población, como no podía ser de otra manera, ahora es el momento de hacer balance y buscar soluciones para que esta “pérdida de aprendizaje” no se consolide y contemos con una generación señalada y estigmatizada.
Y es que algo tan sencillo como es el gesto de la escritura manuscrita se ha visto relegada en gran medida por la omnipresencia de ordenadores, teléfonos y tabletas durante este aislamiento forzado al que se vieron sometidos niños y adolescentes, durante su periodo formativo. Pero lo cierto es que los expertos llevan tiempo señalando la importancia de potenciar la grafomotricidad para estimular la plasticidad cerebral, y que apuntan que escribir a mano contribuye a un mejor desarrollo de las habilidades de los alumnos. Una práctica que se ha visto seriamente resentida durante la pandemia. Como ejemplo, el reciente estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology, que apunta la importancia de que nuestros pequeños estén expuestos, desde edad temprana, a actividades de escritura y dibujo en la escuela para establecer los patrones de oscilación neuronal beneficiosos para el aprendizaje. De hecho, en sus conclusiones indican claramente los beneficios de la integración sensorial-motora de mantener ambas actividades en un entorno de aprendizaje para facilitar y optimizar el aprendizaje, debido a la mayor participación de los sentidos, así como a los movimientos de la mano finos y controlados con precisión al escribir a mano y al dibujar.
Y precisamente eso es lo que les ha faltado a muchos de nuestro niños y jóvenes durante la pandemia, potenciar aquello que los expertos afirman que la escritura manual fomenta, es decir, un mayor número de conexiones neuronales y, por lo tanto, un mayor aprendizaje y de mayor calidad. De hecho, nuestra editorial se convirtió en un refugio seguro para muchos padres y profesores, que encontraron en nuestros cuadernos didácticos una solución idónea para tratar de paliar la situación a la que se vieron y se han visto abocados con sus hijos y alumnos.
Por ese motivo, me han parecido especialmente interesante recordar los apuntes realizados recientemente por el pedagogo Mariano Jabonero Blanco, un referente en el sector y secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), quien ha destacado en un artículo los tres ejes que, a su juicio, son importantes para corregir, en la medida de los posible, la situación ocasionada por la pandemia.
Concretamente, Jabonero habla de garantizar el regreso a la presencialidad en las escuelas, para favorecer el desarrollo integral de niños y jóvenes; evaluar el impacto de la pandemia en cada estudiante y programar su recuperación de la manera más rápida, eficaz y eficiente; y adoptar medidas pedagógicas y metodológicas mediante un modelo de educación híbrido o combinado, que garantice educación presencial y virtual, en aras de lograr el cumplimiento de Objetivo de Desarrollo Sostenible contemplado en la Agenda 2030 de la ONU de universalizar la educación de calidad, equitativa e inclusiva.
De hecho, la consultora McKinsey también ha buscado alternativas para salvar la brecha educativa generada por el COVID-19, entre las que destaca la importancia de reforzar la alfabetización y el refuerzo desde el hogar, algo que también hemos tratado de fomentar dentro de nuestras posibilidades desde la editorial RUBIO.
Los enfermos de alzhéimer, otros grandes damnificados de la pandemia
Y si a los más pequeños y a los jóvenes, esa pérdida de actividad escolar les ha pasado factura, otro colectivo silencioso que también ha padecido de manera especial esta pandemia son los enfermos de alzhéimer, que en muchos casos se vieron desprovistos de la estimulación cognitiva que suelen recibir en los centros de día o de los especialistas que les asisten.
De hecho, un estudio ha alertado ya sobre el impacto “devastador” que la pandemia ha tenido sobre ellos, como el incremento de la atrofia cerebral y la agitación que el aislamiento social les ha provocado a muchos de estos pacientes, para los que es vital interactuar y trabajar en la estimulación de su cerebro. Si ahondamos en el estudio al que hago mención, desarrollado por un equipo del Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal y del Institut de Neurociències de la Universitat Autònoma de Barcelona, vemos que pone el foco en la necesidad de replantearnos el aislamiento de estos enfermos y en general de las personas mayores. De hecho, señala la necesidad de abordar intervenciones personalizadas adaptadas al perfil clínico de las personas aquejadas por este tipo de dolencias degenerativas, y analizar la sobrecarga que supone para sus cuidadores.
Esto es algo en lo que siempre hemos creído y trabajado desde la editorial, creando cuadernos específicos dentro de la colección Entrena tu Mente, orientados a la estimulación cognitiva de las personas mayores y de las personas aquejadas de alzhéimer o cualquier otro trastorno neurocognitivo. Es más, esta sensibilidad nos llevó a querer dar la voz de alerta también nosotros desde el momento en el que arrancó esta situación, y hemos tratado de visibilizar y ayudar en la medida de nuestras posibilidades.
En este sentido, es reveladora la importancia que tienen las Terapias No Farmacológicas (TNF), tal y como apunta el Colegio de Logopedas de la Comunidad de Madrid, cuyos profesionales han querido destacar la importancia que tiene potenciar la escritura en este tipo de pacientes, dado que requiere la utilización de muchas áreas cognitivas, por lo que puede utilizarse como terapia en sí misma o como complemento de cualquier otra terapia. En su opinión, este tipo de ejercicios ayudan a reforzar y mantener las capacidades lingüísticas y comunicativas, al mismo tiempo que las atencionales y motrices, clave en la atención a los pacientes con alzhéimer.
En definitiva, desde la editorial seguiremos ayudándoles como mejor sabemos, apostando por la escritura como un vehículo perfecto para ayudar a dos colectivos tan diversos como los alumnos y los pacientes con trastornos neurocognitivos. Porque estamos convencidos de que es una herramienta eficaz para contribuir a paliar, aunque sea mínimamente, los efectos ocasionados por esta inesperada y terrible pandemia.