Ómicron: un serotipo con alta capacidad de evolución

César Nombela
Catedrático emérito de Microbiología
Patrono de la Fundación QUAES

La emergencia de la variante ómicron, con su récord de mutaciones , supone un hito en la evolución del virus SARS-CoV-2, en lo relativo a su capacidad de generar variantes que nos han de preocupar (VOCs, variants of concern). Así lo señala una muy reciente publicación del grupo Nature. A tres meses de la aparición de la onda epidémica sudafricana, que nos reveló la existencia de Ómicron, ha quedado claro que este nuevo linaje del virus de la Covid encierra una notable capacidad evolutiva. Si el primer aislamiento detectado en Botsuana y Sudáfrica, que ya se denomina Ómicron BA.1, es portador de hasta 54 mutaciones y 7 deleciones comparado con el virus original de Wuhan, se han identificado ya dos sublinajes adicionales de Ómicron BA.1, en concreto los denominados de BA.2 y BA.3.

La rápida extensión de estos sublinajes evolutivos de Ómicron plantea varias preguntas a las que no referimos en este artículo. La primera es la significación evolutiva de Ómicron y sus mecanismos; la segunda es si cabe señalar que esta variante y sus derivados ya identificados puedan plantear problemas adicionales de patogenicidad; y la tercera cuáles pueden ser los mecanismos que conduzcan a la selección de esas nuevas variantes y sus consecuencias.

La cantidad de mutaciones que porta Ómicron BA.1 suponen un verdadero salto evolutivo con respecto a las cinco variantes anteriores, es decir el virus Wuhan/Hu-1/2019 y las estirpes variantes que de él han ido emergiendo, o sea las Alpha, Beta, Gama y Delta. En cuanto a las BA.2 y BA.3 comparten 14 de las 15 mutaciones de Ómicron BA.1, en el sitio de fijación al receptor (RBD, Receptor Binding Domain) y además incorporan varias mutaciones únicas. Por todo lo anterior, y siguiendo criterios clásicos en la tipificación serológica de microorganismos, cabe concluir que Ómicron constituye un serotipo distinto del integrado por las anteriores VOCs. Todo ello, nos alerta de una capacidad evolutiva aún mayor que conduce a una diversificación serológica más marcada.

De hecho, BA.2 parece transmitirse con mayor facilidad que BA.1, lo que se podría explicar por una mejora de su capacidad de fijación al receptor. En los contagios que se producen en España, la secuenciación de muestras representativas sugiere que BA.2 es predominante. Lo mismo puede suceder con las zonas del mundo en las que se registran brotes de gran envergadura como en China. En cuanto al poder patógeno de Ómicron y sus variantes la cuestión resulta más complicada. Por un lado, como hemos comentado, no está tan claro que Ómicron produzca infección más benigna. No lo está porque el papel de la inmunidad -sea vacunal o por infección, o por ambas causas- puede haber significado una reducción de la gravedad de los casos desde la emergencia de Ómicron.
Numerosas publicaciones van perfilando esta cuestión, aunque aún no está del todo clara. La inmunidad humoral (anticuerpos) es indudable que ha reducido su capacidad de reconocimiento y neutralización de esta variante. Además, las dosis de recuerdo vacunal parecen reactivarla, pero con menor duración. Sin embargo, la inmunidad celular parece mantenerse bien frente a Ómicron. Ello puede explicar una observación que registran algunas publicaciones: la inmunidad que se produce por vacunación más infección (no importa el orden) resulta muy robusta frente a Ómicron y sus variantes.

Añadamos, que como la vacunación de la que disponemos (mRNA, vector vírico) no impide el contagio, son muchos los que han podido reforzar su protección por vacuna e infección, al menos en nuestras latitudes.

Evolución cargada de incógnitas

La propuesta de que una variante como Ómicron, más transmisible pero más benigna, fuera ya el último paso hacia una endemia menos aguda no pasa de ser un deseo. Es cierto que la evolución puede seleccionar virus que sean menos patógenos, más benignos para el hospedador si estos surgen. Pero nada asegura que las nuevas variantes que emerjan tengan que ser más benignas. Por lógica también cabe la posibilidad de que surjan variantes más patógenas a partir de Ómicron. Las hipótesis sobre la evolución de Ómicron señalan varias posibilidades no excluyentes entre sí: la circulación en regiones de vigilancia epidemiológica limitada, el acceso a un hospedador humano inmunocomprometido, con larga permanencia, o la replicación en un hospedador animal en la que el virus evolucione antes de contagiar de nuevo al ser humano. La propia evolución puede ser debida a nuevas mutaciones, pero también a recombinación.

Todos estos escenarios son posibles y en ellos podría operar la selección de nuevas variantes derivadas de Ómicron. Cabe el que los cambios evolutivos determinen un escape de la inmunidad, que como dijimos puede reducirse notablemente permitiendo una nueva emergencia. En cuanto al salto a hospedador animal, son diversas las posibilidades, desde perro y felinos a hámster, visón, hurón y otros relacionados. Un paso por hospedadores de esta naturaleza ofrece amplias posibilidades de mutación y recombinación sobre el que opere la selección de variantes que pudieran afectar al hombre. La afectación prolongada de algún ser humano inmunocomprometido resulta una posibilidad muy favorecida por muchos para la selección de una variante que surja en ese organismo.

En definitiva, los cambios genéticos que pueden tener lugar conducirán a nuevas variantes derivadas de Ómicron más transmisibles, cuyo escape inmunitario puede permitir su selección. Nada garantiza que lo que emerja pueda ser más patógeno, aunque nada lo asegura. Resulta obligado mantener los sistemas de vigilancia.

[1] https://www.fundacionquaes.org/retos-covid-19/variante-omicron-record-de-mutaciones/

[1]  Simon- Loriere, E. y Schwartz, O.  Towards SARS- CoV-2 serotypes? Nat. Revs. Microbiol. 20, 188 (2022).