C Giattino, H Ritchie, M Roser, E Ortiz-Ospina y J Hasell.
https://ourworldindata.org/excess-mortality-covid
Presentamos un estudio sobre datos de exceso de mortalidad en Europa durante la pandemia publicado en la web del Oxford Martin School de la Universidad de Oxford, de acceso libre y gratuito, y con actualización semanal.
El exceso de mortalidad es un término utilizado en epidemiología y salud pública que se refiere al número de muertes de todas las causas que acontecen durante una crisis (en este caso la pandemia de COVID-19) más allá de lo que hubiéramos esperado ver en condiciones «normales».
El exceso de mortalidad es una medida más completa del impacto total de la pandemia en la mortalidad que el recuento confirmado de muertes por COVID-19. Además de las muertes confirmadas, el exceso de mortalidad incluye las muertes por COVID-19 que no fueron diagnosticadas e informadas correctamente, así como las muertes por otras causas que son atribuibles a las condiciones generales de esta situación de crisis sanitaria.
El exceso de mortalidad se puede medir de varias formas. Lo más sencillo es tomar el número bruto de muertes observadas en un período determinado en 2020, por ejemplo, la semana 10, y restar el número promedio de muertes en esa semana durante los años anteriores, por ejemplo, los últimos cinco años.
Este exceso absoluto de muertes obtenido para cada país ayuda a tener una idea aproximada de la realidad: por ejemplo, Estados Unidos sufrió unas 260.000 muertes más que el promedio de cinco años entre el 1 de marzo y el 16 de agosto, en comparación con las 169.000 muertes confirmadas por COVID-19 durante ese período. En el caso de España, también vemos una clara diferencia en la gráfica. Esta medida, que no es comparable entre países debido a las grandes diferencias en las poblaciones, sí es útil para conocer el efecto global de la pandemia sobre una población determinada.
Una medida más comparable entre países es el P-score, que calcula el exceso de mortalidad como diferencia porcentual entre el número de muertes semanales en 2020 y el número promedio de muertes en la misma semana durante los últimos cinco años.
Por ejemplo, si un país tuviera un P-score del 100% en una semana determinada en 2020, significaría que el recuento de muertes para esa semana habría sido un 100% mayor, es decir, el doble, que el recuento promedio de muertes en la misma semana de los cinco años anteriores.
El P-score se puede utilizar para comparar el exceso de mortalidad entre países. Esta comparación puede ser global, incluyendo todas las edades, como se ve en el primer gráfico de la web. En las gráficas se evidencia que España sufrió altos niveles de exceso de mortalidad, mientras que otros países, como Alemania y Noruega, experimentaron aumentos mucho más modestos en la mortalidad.
El P-score global se ve afectado por las diferencias en el riesgo de mortalidad por edad y la distribución de edades por países. De hecho, los países con poblaciones de mayor edad, por lo tanto, con un mayor riesgo de mortalidad (incluida la debida a COVID-19) tenderán a tener P-score global más alto.
Por ello, al comparar países es conveniente obtener el P-score por grupos de edad. En el siguiente gráfico de la web se muestran para España los P-score desglosados por dos grupos de edad amplios: de 15 a 64 años, que contiene la mayor parte de la población en edad de trabajar, y de 85+, que tiene el mayor riesgo de mortalidad. Se observa que España sufrió durante la primera ola de la pandemia altos niveles de exceso de mortalidad, incluso para su población activa más joven, mientras que Alemania, por ejemplo, experimentó niveles relativamente bajos de mortalidad incluso para su población más vulnerable de 85 años o más.
En una situación de pandemia es importante conocer, y comparar, el exceso de mortalidad. Los datos de muerte por COVID-19 para todos los países se actualizan diariamente con las cifras publicadas por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), según lo informado por los gobiernos y los ministerios de salud nacionales, pero dichas cifras indican las muertes confirmadas debido a COVID-19 y pueden diferir, de hecho, difieren, del número total de muertes debidas a la pandemia por varias razones:
- Algunos países solo informan las muertes por COVID-19 que ocurren en hospitales; es posible que no se registren las personas que mueren a causa de la enfermedad en el hogar.
- Algunos países solo informan de aquellas muertes en las que una prueba de PCR o serológica ha confirmado que un paciente estaba infectado con el virus; es posible que no se incluyan personas no analizadas.
- Los sistemas de notificación de defunciones pueden ser insuficientes para medir con precisión la mortalidad; esto es particularmente cierto en los países más pobres.
- La pandemia puede resultar en un aumento de muertes por otras causas por varias razones, incluidos los sistemas de salud debilitados, la negativa de los pacientes a buscar atención sanitaria para otras patologías por miedo al virus, o menos fondos y tratamientos disponibles para otras enfermedades (p. ej. SIDA, malaria, tuberculosis).
- Pero la pandemia puede resultar también en menos muertes por otras causas; por ejemplo, las restricciones de movilidad durante la pandemia podrían dar lugar a menos muertes por accidentes de carretera.
Lamentablemente, no se dispone de datos sobre el exceso de mortalidad para muchos países. Cuando el objetivo es monitorizar una pandemia global, esta es una limitación importante para esta métrica. El exceso de mortalidad solo puede calcularse sobre la base de datos precisos y de alta frecuencia sobre la mortalidad de años anteriores. Pero pocos países tienen agencias de estadística con la capacidad y la infraestructura para informar del número de personas que murieron en un mes, una semana o incluso día a día. Para la mayoría de los países de ingresos bajos y medianos, estos datos no están disponibles para años anteriores y en general solo están disponibles para países más ricos que pueden permitirse sistemas de notificación de datos de alta calidad. Los investigadores pueden recurrir a otras fuentes para estimar el exceso de mortalidad, como los registros funerarios o de entierros, o extrapolar a partir de datos de determinadas regiones (a menudo la capital) el exceso de mortalidad total del país. Pero en cualquier caso estos datos no serían exactos, y en muchos casos no se puede obtener ninguna información.
En definitiva, el exceso de mortalidad ajustado por la edad, aún con limitaciones, es un parámetro útil para conocer el efecto real de la pandemia sobre la mortalidad y permite comparar países, e incluso regiones dentro de cada país.
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