Dr. Jordi Trías de Bes
Cardiólogo. Doctor en Medicina y Cirugía.
Fellow de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC). Asociación Española contra la Muerte Súbita (AEMS JoseDuran#7).
Este artículo se basa en una reciente publicación del ilustre cardiólogo y científico norteamericano Eric J. Topol 1
La familia de los 7 conocidos coronavirus humanos son populares por su impacto en el sistema respiratorio, no en el corazón. Sin embargo, el coronavirus más reciente y responsable del Síndrome Respiratorio Agudo Severo por Coronavirus 2 (SARS-CoV-2 / COVID-19) tiene, además, un marcado tropismo por el corazón y puede producir miocarditis (inflamación del corazón), necrosis de sus células, simulación de un infarto de miocardio, arrítmias, y una disfunción aguda de la musculatura cardíaca (insuficiencia cardíaca). Estas complicaciones, las cuales, son a veces los únicos hallazgos de infección por COVID-19 en su presentación clínica, han ocurrido en casos con sólo síntomas ligeros y en personas que nunca tuvieron síntomas.
Los recientes hallazgos de afectación cardíaca en deportistas jóvenes, incluida la muerte súbita, han suscitado inquietudes dada la incierta prevalencia de manifestaciones cardíacas de COVID-19.
Los 4 coronavirus humanos del «resfriado común» -HCoV-229E, HCUV-NL63, HCoVOC43 and HCUV-HKU1- no han sido asociados a anormalidades cardíacas. Sólo hubo casos aislados reportados de la «Síndrome Respiratorio de Oriente Medio» (MERS; causado por el MERS-CoV) con miocarditis, y un limitado número de casos en series de enfermedad cardíaca en pacientes con SARS (causado por el virus SARS-COVID). Entonces, la afectación cardíaca mucho más extensa y frecuente es el rasgo distintivo de la infección por SARS-CoV-2 / COVID-19, la cual puede ser una consecuencia de la pandemia y de la exposición de decenas de millones de personas en al virus.
La afinidad de este virus a otros órganos del cuerpo humano más allá de los pulmones ha sido estudiada en casos autópsicos: el ARN genómico del SARS-CoV-2 fue más alto en los pulmones, pero el corazón, riñones e hígado también mostraron cantidades sustanciales.
Estudios in vitro han demostrado una sorprendente capacidad de este virus de infectar cardiomiocitos (las células cardíacas) produciendo algo parecido a una completa disolución de la maquinaria contráctil, ni más ni menos. Algunos de estos hallazgos fueron verificados en especímenes autópsicos de pacientes.
Además de las mencionadas arrítmias, miocarditis y ataques cardíacos, este virus ha aumentado la incidencia de muerte súbita cardíaca en múltiples regiones geográficas que han sufrido una terrible expansión de la epidemia, como la Lombardía italiana, donde se ha constatado un incremento del 77% de muertes súbitas extra hospitalarias respecto del año anterior (2019). También resulta interesante -y preocupante- que en grupos de pacientes COVID-19 recuperados de la enfermedad y estudiados por técnicas de imagen cardíaca como Ecocardiograma y Resonancia Magnética, un 78% tuvieran anomalías cardíacas incluyendo 12 de 18 pacientes que nunca habían tenido síntomas. También, el Síndrome de Takotsubo (o miocardiopatía por estrés) se ha asociado a COVID-19 y, aunque se conoce poco acerca del mecanismo subyacente, este tipo de miocardiopatía se ha incrementado notablemente durante la pandemia.
Entonces, resulta preocupante el agujero en nuestra base de conocimientos que supone tener un porcentaje alto de pacientes con infecciones silenciosas y, simultáneamente, con evidencias de daños en los órganos internos. También resultan aterradores los casos de muerte súbita en jóvenes deportistas como el reciente caso de un jugador de basket estadounidense de 27 años recuperado del COVID-19 y que murió repentinamente después durante un entrenamiento. Este mismo grupo demográfico -jóvenes, deportistas y sanos- es el que más a menudo tiene ausencia de síntomas después de infección por COVID-19, lo que suscita una cuestión: ¿Cuántos de ellos tienen en realidad afectación cardíaca oculta?
Parecería prudente una valoración sistemática con pruebas de imagen y electrocardiograma en todos aquellos deportistas jóvenes, no necesariamente profesionales, que tengan un test PCR positivo independientemente de si han tenido síntomas o no; hasta que sepamos más y comprendamos mejor.
También hay que mencionar la sustancial proporción de personas que habiendo superado la enfermedad sufren un estado debilitante al que llamamos “COVID de larga duración” con síntomas que incluyen fatiga, disnea, dolor precordial y arrítmias. Aunque no demostrada todavía, es probable una base inmunológica.
Dada la marcada heterogeneidad de esta enfermedad que va desde la falta de síntomas hasta la fatalidad, más allá de prevenir las infecciones por SARS-CoV-2, resulta de importancia suprema el objetivo de evitar la afectación cardiovascular. Hay algo más, pues, que la temida neumonía bilateral.
Por último, se están publicando varios casos de Miocarditis tras administración de vacunas mRNA COVID-19 2 . Varios autores del Baylor College en Houston, Texas, han publicado hace 2 meses una relación de casos de Miocarditis como complicación de vacunaciones con mRNA, especialmente en jóvenes adultos y adolescentes varones. De acuerdo con el U.S. Centers for Disease Control (CDC)3 las tasas de miocarditis/pericarditis son aproximadamente 12,6 casos por millón de dosis de segunda dosis de vacunas mRNA entre los 19-39 años de edad. Esos pacientes con miocarditis presentan invariablemente dolor precordial usualmente pasados 2-3 días de la 2ª dosis y tienen niveles elevados de troponinas cardíacas. El electrocardiograma muestra segmento ST elevado en la mayoría de los casos así como RM cardíaca sugestiva de miocarditis en todos los pacientes testados. No tenían evidencia de COVID-19 agudo ni otras infecciones virales. La explicación de la predominancia masculina en miocarditis es desconocida aunque se relacionan las hormonas sexuales con la diferente respuesta inmune y miocarditis, y también con el infradiagnóstico de la enfermedad cardíaca en la mujer. Casi todos los pacientes muestran resolución de signos y síntomas, así como mejoría en los marcadores son o sin tratamiento.
A pesar de estos casos de miocarditis, la valoración beneficio-riesgo de vacunación COVID-19 muestra un balance favorable para todos los grupos de edad y género
Dr. Jordi Trías de Bes Casamajó
- Eric J. Topol, Science 370 (6515),408-409, (2020)
- Bozkurt B, et al.; Myocarditis with COVID-19 mRNA Vaccines Circulation. 2021;144:471–484
https://www.cdc.gov/vaccines/acip/meetings/slides-2021-06.html