Con casi un centenar de inscritos se celebró el jueves en la de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural (Universitat Politècnica de València) la Jornada de Agrigenómica. Durante todo el encuentro se habló del presente y el futuro de las nuevas aplicaciones que existen en la genómica y que ya se usan en el mundo de la agricultura. La mayoría de estas nuevas herramientas han supuesto un salto cualitativo para un sector del que depende la alimentación de toda la población mundial. La jornada estuvo organizada por la Cátedra Fundación QUAES- UPV en colaboración con Sistemas Genómicos, compañía de referencia en España en agrigenómica.
La implantación de la genómica en el mundo de la agricultura ha venido a mejorar especies, aumentar producciones y, también, a tener un mayor control sobre los productos hortofrutícolas al conocer mucho mejor su composición. Durante la jornada se habló repetidas veces de que actualmente, y gracias al cada vez más extendido uso de las nuevas tecnologías aplicadas a este ámbito, la agricultura es capaz de producir suficiente alimento para todo los habitantes del planeta y que nunca antes había habido tanto control y seguridad en los alimentos.
Durante la Jornada no sólo se abordaron las nuevas técnicas como puede ser la secuenciación masiva del genoma (NGS) o el uso del CRISPR para la edición genética sino que también se habló sobre el impacto en las normativas europeas de estas nuevas técnicas. La mayoría de los investigadores que se dieron cita opinan que la legislación europea va por detrás de las últimas investigaciones.
Además, se puso como ejemplo muy claro lo que ocurre en Estados Unidos y Canadá donde los productos son aceptados no por la técnica con la que han sido conseguidos sino por la calidad y seguridad que el mismo producto aporta.
Lucía Bernad, organizadora del programa de esta primera jornada comenta: “La cita ha suscitado gran interés. En la jornada hubo ponencias de alta calidad científica en las cuales se expusieron cómo las nuevas tecnologías basadas en NGS permiten identificar marcadores moleculares implicados en aumentos de producción como es el caso de la cebada”. “Se expuso también como plantear diferentes estrategias para la identificación de caracteres de interés en fresas como son el aumento del contenido en sabor y como la bioinformática es capaz de traducir una gran cantidad de datos genéticos obtenidos en secuenciación masiva y puede transformarlos en información con sentido biológico. En definitiva, la agricultura se está beneficiando de estas nuevas tecnologías al obtener cosechas más productivas y frutos de mayor calidad organoléptica”, expresaba.
Bernad, del departamento de agrigenómica de Sistemas Genómicos, comentaba: “También se habló de cómo obtener fuentes de resistencia frente a enfermedades graves en cultivos. Todos estos últimos hallazgos se pueden utilizar en los programas de mejora genética. También se habló de los aspectos legales regulatorios para registrar nuevas variedades con estas características mejoradas”.
Conferencia de Biología sintética
Una de las ponencias que más impactó en la Jornada fue la que ofreció el alumno de la UPV, Iván Casas, en representación del grupo de estudiantes que ganó dos premios extraordinarios en el iGEM 2016 del MIT de Massachusetts, uno de los premios más importantes del mundo para estudiantes. La Fundación QUAES fue una de las organizaciones que colaboró con el proyecto.
Iván presentó el ‘HypeIT’ a los participantes y ponentes de la Jornada y recibió una sonora ovación por el trabajo que han realizado los chavales. Se trata un ingenioso sistema de ‘corta y pega’ de genoma de plantas. Formalmente, el ‘Hype-IT’ es un maletín de herramientas que pone al alcance de cualquiera el editado de genes en una planta. Y lo han hecho reduciendo ostensiblemente el precio de esta herramienta.
Casas también fue reconocido por la audiencia cuando explicó que en 2017 tienen la intención de presentarse en el concurso con una “interfaz genética que nos permita comunicarnos con las plantas que seamos capaces de enviar órdenes a la planta y que la planta pueda respondernos. Es complicado pero lo vemos factible. Queremos hablar con las plantas aprovechando la capacidad que tienen ellas de a la sensibilidad de la luz para darles un estímulo y que ellas nos devuelvan lo que necesitamos saber cómo por ejemplo el nivel de nutrientes que tienen o si les falta agua algo que hacemos con los humanos”. Cuando se le pregunta si le van a meter un cable a la planta, Casas dice con una sonrisa: “No descartamos nada…”
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