Marta Feliu Blasco
PHLL
Como ya conocemos con las aportaciones del conocimiento científico, el proceso de envejecimiento no es inmutable. La posibilidad de eliminar células senescentes aumentaría la esperanza de vida. Pero lo más relevante es que aumentaría la calidad de vida, la salud en esos últimos años.
Esta situación a priori nos puede llevar a pensar en una reducción de la presión hospitalaria, en una reducción de la gestión de pacientes crónicos, así como reducción de la carga en los cuidados paliativos.
Tener salud y energía con 80, 90 y hasta 100 años pone de manifiesto la necesidad de la interacción en continuo de todos los agentes implicados en la gestión de la salud, no sólo en el ámbito fisiológico, sino también en lo emocional, medioambiental y económico.
Comprometidos con una última etapa de la vida guiada por el control de las enfermedades, el control del dolor, y la aceptación de la constante y progresiva limitación de nuestros capacidades físicas y mentales para enfrentarnos a retos cotidianos de la vida, la posibilidad del cambio de paradigma en cuanto al envejecimiento nos plantea grandes expectativas y grandes retos.
El tradicional apaciguamiento de los ancianos se enfrenta con la actual imagen o deseo que tengamos para una vejez feliz: seguir disfrutando de las pasiones, seguir abiertos al mundo y a los demás hasta el último día con un alto nivel de autonomía e independencia. Así surgirá, según el filósofo francés Pascal Bruckner, una nueva franja de población entre la madurez y la total discapacidad: los SENIORS, que ya retirados, disfrutan de la vida con una buena forma física.
Uno de los retos a abordar sería el aspecto económico y social. Supondría un cambio radical. Las personas de la tercera edad podrían entonces seguir disfrutando de la vida gestionando sus enfermedades, sus dolencias y con energía para viajar, practicar deportes, ocio, etc. Por una parte, nos encontraríamos ante un menor gasto en medicamentos, pero al mismo tiempo con un aumento del gasto en ocio y disfrute.
Como gestora de toma de decisiones en el ámbito de las finanzas personales, quiero resaltar el riesgo real que supone la jubilación y el mantenimiento del nivel de vida ante esta nueva posibilidad, para que no se convierta en un riesgo desapercibido.
El alargamiento de la vida laboral se asoma así imprescindible, ya que el actual sistema de pensiones no podría soportar el sustento de toda la población de la tercera edad con una esperanza de vida más larga. Y ¿por qué? Porque está basado en la esperanza de vida en el año 1889, que eran 65 años. Fue entonces cuando el canciller Von Bismark inventó el sistema de pensiones de la seguridad social para aquellos que superasen dicha esperanza de vida.
La esperanza de vida actual provoca una fuerte presión sobre el sistema de pensiones, y un alargamiento de ésta podría provocar un colapso financiero. Así pues, no podemos dejar de preguntarnos cómo afrontar este aumento de la presión que el gasto en pensiones cada vez más prolongadas provoca sobre el sistema.
La toma de decisiones sobre la gestión financiera de nuestro futuro como “Seniors” es entonces, más relevante que nunca. Del mismo modo en el que deberemos hacer frente a este gran cambio para la sociedad desde el punto de vista del consumo, del cuidado medioambiental, de la gestión emocional, etc., también deberemos empezar a crear ese sustento financiero que nos permita poder afrontar todos los gastos que la nueva vejez implica, con el máximo nivel de independencia financiera posible.
El ahorro planificado, personalizado y asesorado en cada etapa de la vida desde la óptica de la protección de nuestro futuro como seniors o ancianos ocupa así un lugar relevante en el debate sobre los cambios que esta apasionante posibilidad de frenar el envejecimiento nos presenta.
Y ¿cómo? Teniendo en cuenta todos los factores y trabajando en continuo con el resto de los agentes implicados en el autocuidado. Analizando con regularidad y bajo la tutela de un profesional de las finanzas, la capacidad de ahorro en cada momento de la vida, las inversiones más adecuadas y sobre todo, con la mirada fija en el objetivo personal de cada uno para con su futuro.
Marta Feliu Blasco, Family Banker y Group Manager del Banco Mediolanum.