El fracaso en el punto de mira

31 marzo, 2025

No hay vida sin fracasos, son el primer paso para una nueva oportunidad

Dependerá del abordaje psicológico personal y/o de tu entorno familiar y social, que el fracaso derive en una consecuencia o en otra

 

Francesc Joan Santonja

Healthious People Living Lab

Nos encontramos en la sede de la Fundación QUAES, nos importa conocer a nuestros interlocutores, Víctor Suberviola, médico de familia, y Rafael Rivera, arquitecto, y los dos afirman haber construido su identidad, su “quien” a lo largo del ejercicio profesional.

Rafael lo confirma al recordar que trabajar en los ayuntamientos de Godella y de València, y dar clases de urbanismo en la Escuela de Arquitectura, le han supuesto un aprendizaje fundamental: “Es decir, inclinarme hacia la versión pública de mi profesión.”

Víctor, por su parte se refiere a Nazaret, un barrio de Valencia, en el que ha trabajado durante 35 años en el Centro de Salud como médico de familia, “donde los determinantes sociales explican a la perfección cómo influyen en la salud y en la enfermedad de sus habitantes, negativamente.

Ambos están jubilados, pero mantienen una actividad continuada de dedicación a la comunidad. Rafael lo confirma. estando vinculado a las asociaciones de vecinos, a los movimientos sociales y al voluntariado. “Al margen de mis estudios de arquitectura, he tenido muchas escuelas en esta vida, aunque no tuvieran rótulo en la puerta. Me siento cómodo dentro del concepto activista.”

Víctor se siente motivado a dar continuidad a la construcción del conocimiento compartido en materias que la práctica asistencial mostraba como necesarias, como las habilidades en comunicación, la bioética y el abordar la muerte como una parte de la vida: “Una reflexión continuada y exigente sobre valores, criterios y experiencias vitales que me importan en el ejercicio de mi compromiso con la vida.”

 

Hablemos del fracaso individual y de sus consecuencias en nuestra existencia. ¿Cómo interpretáis el fracaso cotidiano?  ¿Qué incidencia tiene en nuestro equilibrio emocional? ¿Cómo afecta el sentimiento de fracaso en nuestras relaciones familiares, sociales, profesionales?

Víctor hace una primera observación: “En una entrevista periodística a Charlotte Van den Broeck a propósito de la presentación de su libro “Saltos Mortales” opina que al término fracaso el neoliberalismo le otorga un excesivo significado.”

Rafael entiende el fracaso como una posibilidad, no como un drama, lo mismo que el éxito: “En la vida, siempre aparecen disyuntivas, bifurcaciones, diferentes posibilidades en las que hay que tomar decisiones. Dicen que lo inesperado es nuestra mayor esperanza, pero preferimos la seguridad y el reconocimiento del acierto.

Para Víctor Suberviola la existencia está llena de fracasos y de éxitos consustanciales a la vida, y una correcta inteligencia emocional nos debe permitir sacar provechos de ambas circunstancias: “Desde el punto de vista médico pronto se aprende que todo no pueden ser éxitos, y así, desde el derecho no se penalizan los fracasos, aunque sí el no haber puesto los medios diagnósticos o terapéuticos orientados al éxito, aunque en ocasiones fracasen.”

Rafael Rivera propone: “Seguramente el fracaso es el principio de una reflexión, la revisión de nuestras actuaciones. Tendríamos que definir lo que es el fracaso, que siempre va unido a las expectativas, a las propias y a las ajenas.”  Y admite: “Tiene que ver con la diferencia entre estar seguro y estar convencido.”

De izquierda a derecha, Rafael Rivera y Víctor Suberviola

Rafael Rivera nació en Valencia, y estudió en el Instituto Luis Vives primero, y en la Escuela de Arquitectura, después. Pero ha tenido otras muchas escuelas imprescindibles. Sus padres, en la calle del Embajador Vich número 3; las Asociaciones de Vecinos; los ayuntamientos de Godella y de Valencia en los que trabajó en los años 80; mucho tiempo de voluntariado con críos increíbles; otra vez la Escuela de Arquitectura, muchos años como profesor; el activismo desde siempre. Todo han sido aprendizajes estupendos. Incluso con un grupo llamado Mujeres Grandes con las que, desde que las conoció allá por 2006, no ha parado de aprender.

 

Víctor Suberviola nació en Valencia, hijo de migrantes, padre navarro y madre andaluza, con escasos recursos económicos.  Estudió en la Facultad de Medicina de Valencia a pesar de que en su familia nadie había tenido la posibilidad de estudiar. Cursó la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria en Castellón de la Plana.  Comenzó su ejercicio profesional en Benifaió, donde sintió la necesidad de aprender valenciano para atender más adecuadamente a los que así se expresaban. Obtuvo plaza de Médico de Familia en el Centro de Salud de Almansa donde trabajó durante 6 meses, tras los cuales se incorporó a su plaza definitiva en el Centro de Salud de Nazaret, en Valencia.

 

¿Qué incidencia puede alcanzar a tener un fracaso en el sentido de la vida? ¿Qué otros factores pueden incrementar ese sentimiento? ¿Cuándo y cómo podemos transformar un fracaso en una oportunidad?

Rafael entiende que el fracaso es un componente de la propia vida: “Creo que no hay vida sin fracasos. Hay quién pide, en una entrevista de trabajo, que el aspirante explique sus fracasos, para entender la predisposición al cambio. Creo que los fracasos son intentos, por eso son el primer paso para una nueva oportunidad”

“Se pueden considerar tres tipos de fracasos: los previsibles, los inevitables y los inteligentes, que son los que nos ayundan a avanzar y a conseguir el éxito.”, afirma Víctor. Y añade: “Lo que no cabe duda es que dependerá del abordaje psicológico personal y/o de tu entorno familiar y social, que el fracaso derive en una consecuencia o en otra. Charles Dickens decía “cada fracaso enseña algo que se necesitaba aprender”.

 

Hablemos del suicidio como consecuencia del fracaso. ¿En qué condiciones personales y sociales del fracaso consideráis que puede darse el suicidio? ¿Qué importancia puede tener la práctica de una profesión, como la de arquitectos, deportistas, políticos, profesionales sanitarios…?

Víctor Suberviola plantea un modelo de reflexión: “Como científico, para relacionar dos variables, el fracaso y el suicidio, utilizaría una tabla 2×2, también llamada tabla de contingencia (que puede suceder o no puede suceder), de forma que cuantificaría, si tuviéramos los datos, en los suicidios, cuántos han sido por un fracaso y cuántos han sido sin que haya concurrido un fracaso. También sería interesante investigar qué otros factores se relacionan con el suicidio, antecedentes familiares, aislamiento social, expectativa vital,”

Por su parte Rafael Rivera admite que siempre le ha costado entender el suicidio.” Ahora, en la vejez, tal vez lo entiendo más. Es como elegir el punto final y no dejarlo al azar. Pero lo veo más como evitar el deterioro físico, la enfermedad, que como consecuencia de un fracaso o una sucesión de fracasos.”  Reconoce que sea posible que haya profesiones más expuestas, que se vinculan más a la fama, al premio, al reconocimiento y, por ello, están más cerca del fracaso. “Si nos alimentamos de la corona de laurel, abrimos la puerta a la desesperación. La sociedad, sobre todo en estas profesiones, es más proclive al binomio premio-castigo.

Y concluye admitiendo: “No conozco la enseñanza en otras profesiones, pero en la arquitectura, con demasiada frecuencia se busca lo genial, la portada de revista, los premios en los concursos. El segundo puesto no cuenta. Seguramente necesitamos otra educación.”

 

Acordamos eludir hablar de la muerta asistida. ¿Qué otras consideraciones puedes aportarnos sobre la relación entre fracaso y suicidio?

Se calcula que actualmente se producen más de 700.000 suicidios al año en todo el mundo, aporta Víctor Suberviola: No podemos permitir que la muerte y especialmente el suicidio sigan siendo temas tabús. Nos cuesta a los médicos superar la idea de que la muerte de un paciente nuestro siempre es un fracaso.”

“Vuelvo al concepto desesperación y expectativa, afirma Rafael Rivera, y seguramente a la redefinición de fracaso. No es necesario ajusticiar a alguien que se equivoca. El error es un componente básico de nuestra existencia y hemos de entenderlo así y evitar la excesiva presión sobre aquellos que están en la primera línea. Creo que es un compromiso social la comprensión del error y del fracaso. Aplicar la justicia es necesario, estamos en un estado de derecho, dicen, pero lo que no es necesario es sacrificar a nadie en la plaza mayor.

Tal vez también hemos de redefinir el concepto perdón.”

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