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“2 años del primer caso de Covid detectado en Catalunya; la comparativa de las seis olas de Covid-19: cómo las hemos superado y con qué coste.
Cada una de las olas ha tenido dinámicas diferentes, en función de las medidas restrictivas y del grado de inmunización de la población”
Mònica Bertran
25/02/2022 –
Han pasado dos años desde que el 25 de febrero de 2020 se detectó en el Hospital Clínic el primer caso de Covid-19 en Cataluña. En este tiempo hemos vivido seis olas epidémicas, una más en la comarca del Segrià.
La fatiga pandémica en la sociedad, por acumulación, es evidente, aunque cada una de las olas ha tenido dinámicas diferentes en función de la respuesta que ha podido dar el sistema sanitario, de las medidas restrictivas que se han tomado, del estado inmunitario de la población y de la variante circulante.
La primera ola Covid debe analizarse aparte. Fue devastadora. Siempre será una incógnita cuántas personas se infectaron, dado que no había tests diagnósticos suficientes y sólo se detectaban los casos más graves. El sistema sanitario se desbordó y la mortalidad fue altísima. De hecho, la mitad de las más de 26.000 muertes de la pandemia, un 48%, corresponden a aquellas que se produjeron durante los primeros meses en los que se aplicó un confinamiento domiciliario.
Dejando aparte la primera ola, la segunda ola supuso el 12% de los casos de toda la pandemia y el 30% de las muertes. Estos datos contrastan con la última ola en la que – hasta ahora- ha supuesto el 61% de los casos y el 17% de las muertes.
La relación entre infecciones y muertes se invierte a lo largo de estos dos años, con un punto de inflexión clave, que es la campaña de vacunación.
Sumando la segunda y la tercera ola se infectaron casi medio millón de personas.
Durante la 3ª ola ya se pudo saber mejor lo que estaba ocurriendo, porque se hicieron más Tests. Desde el 27 de diciembre de 2020, coenzó con cuentagotas la campaña de vacunación. Como las dosis llegbaan poco a poco, se priorizaban los colectivos de mayor riesgo.
La 2ª y 3ª olas son bastante parecidas, pero “en la 3ª empezamos a ver bajar curvas en las residencias de forma más persistente de lo que observamos en la población general», afirma Clara Prats, investigadora del Biocomsco de la UPC .
La variante alfa, más transmisible, nos afectó durante la bajada de la tercera ola. En aquellos momentos, además, existían confinamientos municipales, restricciones de aforo y limitaciones de interacción social. En este caso, la entrada de una nueva variante no hizo explotar los casos, como sí ocurrió en otros países, como Portugal.
Durante la 4ª ola, la denominada “olita”, hubo pocos contagios, sin embargo, muchas UCI.
Muchas personas mayores de sesenta años aún no se habían podido vacunar. Lo cierto es que la causa no está clara, pero el 5% de quienes se infectaron acabaron en una cama de críticos. Esto supuso tres y cuatro veces más que en las olas anteriores.
Cuando empezó el pasado verano, se levantaron restricciones y enseguida empezó la 5ª ola, de forma explosiva. Es el momento en el que se infectan muchos jóvenes, a los que no ha llegado todavía el turno de vacunar, en fiestas de graduación o en viajes de fin de curso.
«La quinta ola ya es claramente una ola de no vacunados. En un par de semanas sufrimos muchas situaciones de supercontagios», afirma Clara Prats
Además, delta, aún más contagiosa, se va haciendo la variante mayoritaria. La transmisión es altísima y se alcanza una ocupación de casi 600 camas de UCI.
Aunque por lo general los jóvenes sufren una Covid leve, un porcentaje pequeño de complicaciones respecto a tantos casos como hay en esta quinta ola acaban suponiendo un número significativo de ingresos. Además, todavía hay una parte importante de la población de entre 60 y 70 años a los que le falta la segunda dosis de la vacuna.
Tras un otoño aparentemente controlado, justo antes de la Navidad, llegan más sorpresas, como apunta Clara Prats:»Nos parecía que delta era mucho más contagiosa que alfa, aunque estábamos comparando un “600” con un coche de hoy en día, y entonces llegó ómicron, que es como un coche de “Fórmula 1”.»
La 6ª ola: primera ola aparte, en la sexta se han producido 6 de cada 10 contagios de la pandemia. Pero ahora sí que existe un porcentaje muy elevado de población vacunada y, aunque ómicron demuestra que puede evadir los anticuerpos, la protección frente a la enfermedad grave se hace evidente. La letalidad pasa de aproximadamente un 2% al 0,2%. Es decir, ahora, diez veces menor. Se va reduciendo y se va acercando a la letalidad de la gripe, que es del 0,15%.
Estamos claramente en un momento distinto y, como subraya Jacobo Mendioroz: «Las vacunas no sólo han disminuido la gravedad, nos han permitido tener una vida social y económica que habría sido inimaginable sin ellas. Todo lo que se ha hecho era para ganar tiempo para mejorar las herramientas que teníamos para luchar contra la Covid.».
Sabemos dónde estamos ahora, pero la incertidumbre que ha caracterizado a toda la pandemia no ha terminado. Nadie sabe qué pasará ni dónde estaremos en un año.
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