Arquitectura Post-COVID19 ¿Qué va a cambiar?…

20 enero, 2022

Dr. Julio Touza Rodriguez
Director de Touza Arquitectos, Madrid

Dicen que el mundo va a ser distinto después de esta crisis. ¿Habrá una arquitectura post-coronavirus?; ¿Cómo será?; ¿Qué va a cambiar?…

Sería excesivo afirmar que la pandemia va a cambiar la arquitectura de manera radical y para siempre. Los grandes cambios arquitectónicos de la historia no han estado ligados a eventos de este tipo, más bien han estado vinculados a evoluciones de la sociedad, a mejoras tecnológicas, y a grandes movimientos socioculturales; pero si, vamos a ver importantes “acentos” buscando arquitecturas que nos defiendan mejor frente a situaciones similares, que ofrezcan espacios más saludables y generosos, y que faciliten la convivencia y eventualmente el denominado teletrabajo…

El confinamiento ha puesto en evidencia, la falta de terrazas, la ausencia de espacios flexibles capaces de acomodarse para un tiempo de “enclaustramiento” o incluso en muchos casos la falta de luz natural, de ventilación adecuada y de un deseable soleamiento… En España por ejemplo, una buena parte de las casas carecen de ventilación e iluminación natural, presentan dificultades de accesibilidad, carecen de terrazas, o van tan justas de metros cuadrados que se hace difícil encontrar un rincón en el que teletrabajar o hacer algo de ejercicio. Así viven en propiedad o en alquiler, millones de españoles. El 10% se ha confinado sin ver la calle desde su vivienda. Madrid, Barcelona y Bilbao son las capitales con más pisos interiores, alcanzando en algunos casos casi el 20% del total.

Quienes en su día eliminaron las terrazas para ganar algunos metros cuadrados de salón no han dejado de arrepentirse ni un solo día. Es incomprensible que se permita cerrarlas, es algo que no ocurre en ningún país, ha sido un autentico cáncer de nuestro urbanismo; y ahora, tras esta crisis pandémica, la búsqueda de viviendas con terraza, con patio abierto o con un pequeño jardín, se ha incrementado entre los compradores en casi un 50%.

La terraza es en realidad un pequeño “pulmón” entre la casa y la calle, que en ocasiones las normas urbanísticas, limitan o incluso no consienten. Esto ya no ocurre en la Comunidad Valenciana o en Cataluña, donde se incentiva su colocación y en Madrid, se está tramitando una Ordenanza especial que permita las terrazas sin computo de edificabilidad. Es un buen camino, que sin duda debe mucho a la pandemia…

A la vivienda de mañana se le van a exigir distribuciones flexibles (que resulte fácil añadir o quitar alguna estancia), organizar espacios más abiertos, ampliar la superficie de iluminación de ventanas y balcones y disponer de un espacio para el trabajo o el ejercicio físico contenido. Los arquitectos deben proyectar espacios flexibles, e integrados, afianzando el modelo de las zonas compartidas (lo que ahora se llama “coworking”), que en el mismo edificio y para los miembros de la comunidad permita el encuentro vecinal protegido, el teletrabajo, el ocio saludable, y el entretenimiento sociocultural. Es decir, los nuevos edificios contarán (ya se esta haciendo así), con pequeñas áreas de actividad múltiple: sala de reuniones vecinales, salón de ocio comunitario, gastroteca, biblioteca/videoteca, gimnasio y otros…

Lógicamente, la AI (Artificial Intelligence) y el IoT (Internet of Things), serán fundamentales para la aplicación, seguimiento y control de las medidas de diseño que afecten a los comportamientos del individuo dentro de los edificios. Se cuidará especialmente el control de accesos, con ascensores que responderán a la voz y sin botonaduras, con puertas automáticas, generalizándose el reconocimiento facial y la activación por gestos, y el móvil protagonizará un papel importante en la activación de estos y otros sistemas. Se favorecerá el diseño y dimensión de los vestíbulos para evitar concentraciones de personas; en las zonas de aseos comunes se generalizarán las griferías, dispensadores de papel o jabón por infrarrojos y los wc serán activados por descarga automática; evitando siempre tocar con nuestras manos lo que tal vez sea un punto de propagación de gérmenes y virus.

Los materiales serán fácilmente limpiables, lo más lisos posibles, y que no se deterioren con los productos de desinfección; empleándose cada vez más materiales que activan su estructura molecular como limpiadores de virus, como por ejemplo las pinturas con dióxido de carbono o pasamanos de escaleras de cobre, claramente contrastado como un material antivírico.

La ventilación será más importante que nunca, ya sea natural cruzada (ventanas contrapuestas para que las corrientes de aire atraviesen la vivienda), o mecánica (aparato que extrae el aire contaminado del interior e introduce aire limpio filtrado del exterior).  Será abundante el uso de mobiliario y encimeras antimicrobianos, y la existencia de plantas, tanto en el interior como en las terrazas que, al mantener una humedad relativa adecuada, ayuda, según dicen los expertos, a reducir la transmisión de los coronavirus.

La vivienda tenderá a incrementar su tamaño, permitiendo una mayor adaptación a la vida en confinamiento. Las terrazas cobrarán gran importancia pues además de permitir la presencia del aire exterior y evitar sensaciones claustrofóbicas, su mayor soleamiento facilita la captación de vitamina D; y cada vez más se intentará poner un baño en cada dormitorio para poder confinar a una persona de la unidad familiar con servicio de aseo y ventilación independientes. Como bien señala Iñigo Ortiz, “los nuevos edificios tendrán que pasar el “filtro sanitario”; ser diseñados para hacer más llevaderas las restricciones de nuestra vida cotidiana (soft-landing), que sean fácilmente desinfectables, tan flexibles en sus espacios que puedan acoger si llega el caso y de manera temporal el uso estancial-sanitario para actividades de convalecencia o recuperación…”

Respecto de los edificios de oficina o de los centros docentes (colegios, institutos, universidades), en un primer momento se ha optado por compartimentaciones de mamparas móviles y filtros antivirus en los sistemas de clima, aunque debemos pensar más allá del Covid, y este no puede vencer ni nuestros comportamientos ni nuestras ilusiones. Es cierto que nuestros espacios de trabajo o de enseñanza, en muchos casos habían alcanzado densidades excesivas, incluso sin escenario Covid. Habrá que ampliar los ratios por persona, incrementándolos y garantizando la distancia social recomendada, y se evitará compartir dispositivos electrónicos y de escritorio. Del mismo modo, en estadios, aeropuertos, museos, … Las medidas a adoptar irán dirigidas a aumentar las distancias, reducir las densidades, clarificar los recorridos, y sobre todo a potenciar la higiene “sin contacto”; evitando lo táctil y activándose con comandos de voz en puertas, ascensores, etc… Al igual que el impacto del 11-S cambio radicalmente la seguridad en todos los espacios públicos a corto plazo, el efecto será similar en este tipo de grandes espacios o eventos: mayores tiempos de control, medición de temperatura, protocolos de seguridad e higiene, potenciación de las renovaciones de filtración de aire, implementación de virus antibacterianos, etc…

En los hospitales, las medidas serán similares, si bien, su arquitectura en general ya está concebida para estos escenarios. Veremos el aumento de unidades o módulos especializados para este tipo de pandemias, se reforzará la independencia de circulaciones, se identifican de manera más radical las zonas de control, y de diagnóstico; y sobre todo habrá un mayor control en las visitas. En hospitales y centros de investigación médico-privado la aplicación de tecnologías no táctiles y de materiales antibacterianos e higiénicos, ya es un hecho desde hace tiempo por lo que creemos que en estos centros, el impacto será menos en lo arquitectónico y más en los protocolos y en el refuerzo de las medidas de protección de los trabajadores sanitarios.

En resumen, amigos: mejora de los espacios vitales, flexibilidad y polivalencia en la distribución, terrazas y jardines, ventilación, sol y vistas… son aspectos imprescindibles que marcarán un “nuevo modelo de casa”, junto con fuertes medidas de higiene, y el empleo de tecnologías novedosas, tanto para “no tocar lo que tocan otros” (accionamiento por voz y/o presencia), como para que los materiales de última generación participen como “limpiadores de virus”. Son todos, conceptos que han venido para quedarse.

Arquitectura Post-COVID19 ¿Qué va a cambiar?... - Fundación Quaes

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