Variante Ómicron

(Medscape, 30 de noviembre)

El virus SARS-CoV-2 contiene unos 30000 nucleótidos que sirven para controlar los procesos vitales del virus y para que este se replique. La replicación se realiza copiando estos nucleótidos una y otra vez un proceso en el que a veces el virus comete algunos errores. Cuando esto ocurre el virus que ha aparecido con esos cambios recibe el nombre de “nueva variante”. Esta semana ha aparecido una “nueva variante”, la variante Ómicron, que está acaparando la atención de los investigadores, de los médicos, de los medios e incluso de las bolsas de todo el mundo. ¿Por qué tanto escándalo?

Aunque ahora parece que se detectaron muestra previas hasta hace poco se pensaba que la primera muestra humana con la variante Ómicron fue recogida en Botswana el 9 de noviembre. Fue secuenciada por investigadores de Sur-África y depositada en un registro central el 23 noviembre. Ómicron parece preocupante porque el número de mutaciones que tiene en el dominio de la proteína S, a la que van dirigidas las vacunas, es mayor que el de las variantes previas y eso hace que los investigadores se preocupen puesto que el virus mutante podría ser tan diferente del original que las vacunas existentes podrían dejar de reconocerlo. Sur-África informó de ese hallazgo a la Organización Mundial de la Salud el día 24 de noviembre.

Hasta la fecha Ómicron se ha identificado en Sur-África, Alemania, Inglaterra, Holanda, España, Portugal, China, Australia, Canadá y otros países. Posiblemente esté en todo el mundo. Los Estados Unidos y la mayoría de los países europeos han prohibido los vuelos a Sur-África y a otros países, lo que parece de dudosa eficacia.

Todavía no sabemos si esta variante es más contagiosa, si produce COVID-19 de diferente gravedad y si es neutralizada por las vacunas existente. Algunos investigadores han propuesto que si la variante Ómicron fuera más contagiosa pero menos grave podría incluso tener un efecto beneficioso sobre la pandemia.