The Lancet 12 febrero on line
La pandemia del COVID-19 solo terminara cuando haya una utilización mundial de vacunas que nos proteja de la enfermedad grave y nos conceda inmunidad de grupo. En este momento hay varias vacunas aprobadas en todo el mundo y algunas más van a aprobarse durante 2021. Pero aprobar vacunas no es suficiente. También se necesita que 1) se fabriquen a escala mundial, 2) su precio sea asequible, 3) se distribuyan y se administren adecuadamente.
Aquí se presentan las características de las 26 vacunas que ocupan un papel prioritario en su desarrollo. Se describen los niveles de eficacia, el régimen de dosis, los requerimientos de almacenaje, los precios, las capacidades de producción en 2021 y los stocks reservados para los países de producto interior bruto medio o bajo. Se utiliza un sistema de semáforos para indicar la contribución potencial de cada candidata para conseguir la inmunidad global, señalando las importantes compensaciones que los diseñadores de los programas tienen que tener en cuenta al diseñar los programas de implantación de vacunas.
En el trabajo se discute la eficacia en ensayos clínicos en fase 3, capacidades máximas de producción al año, precios más bajos, porcentaje de dosis compradas por los países ricos, acuerdos con COVAX, número de dosis, logística de almacenamiento. También se muestra la tecnología que desarrolla cada vacuna, la financiación pública o de entidades sin ánimo de lucro que han recibido las distintas empresas farmacéuticas y las fuentes de financiación, las más importantes los distintos gobiernos y la fundación Bill y Melinda Gates.
Aunque los datos específicos pueden cambiar durante el desarrollo de la epidemia el tablero puede proporcionar utensilios fundamentales para el uso de las vacunas. También se ofrecen datos de una investigación realizada en el último trimestre de 2020 sobre aceptación de vacunas en 26 758 sujetos de 32 países en el que se muestra una aceptación máxima en países como Vietnam, India, China, Dinamarca. Todos ellos por encima del 85% y otros con los peores niveles, como Serbia o Paraguay con niveles de rechazo cercanos al 50%.