El servicio de farmacia en el equipo Covid: 24 horas al día, 7 días a la semana

29 enero, 2021

Mariló Edo Solsona y Enrique Soler Company.
Servicio de Farmacia. Hospital Arnau de Vilanova-Lliria (Valencia).

Apurando hasta el último minuto el residente de farmacia entra en el comedor del personal de guardia; acaba de validar el tratamiento del último ingreso aparecido en su ordenador. La tarde se presenta movidita. Apenas se sienta en la mesa de los pocos facultativos que quedan en el comedor, cuando el adjunto de UCI se dirige a él: “Álvar, necesito que me consigas el Remdesivir que os hemos pedido esta mañana, de donde sea, el paciente se nos muere ¡Solo tiene 23 años! Sin patologías previas conocidas”.

Por aquel entonces, la solicitud de remdesivir la realizábamos a la AEMPS pero era Gilead quien requería toda la información clínica del paciente a través de una plataforma que se creó ad hoc. Tras la evaluación minuciosa de la misma, el laboratorio farmacéutico autorizaba y enviaba los viales correspondientes. En nuestro caso, todos esos trámites fueron realizados con la mayor celeridad esa misma mañana, pero los parámetros respiratorios del paciente empeoraban por momentos.

En ese momento se inicia una frenética carrera para localizar el fármaco, protagonizada por el residente y el especialista localizado de guardia. Llamadas telefónicas a cuantos hospitales se preveía que pudieran disponer del fármaco y mensajes a través de las listas de WhatsApp que compartíamos con compañeros de otros hospitales. La gestión continuó toda la noche del viernes, y no fue hasta las cinco de la tarde del sábado que conseguimos disponer del fármaco gracias a los compañeros del Hospital La Paz, que nos prestaron cinco viales para poder iniciar el tratamiento. Tras muchos altibajos en su evolución, finalmente el paciente pudo ser dado de alta el 27 de marzo.

El SARS-CoV-2 llegó a nuestro hospital, a nuestras vidas, a principios de febrero de 2020, una veintena de días antes del primer contagio oficial confirmado por las autoridades sanitarias españolas. El virus acompañaba a un paciente nepalí que falleció 12 días después a causa de una neumonía grave y se convirtió en la primera muerte oficial de toda España. Así empezaba nuestra aventura frente a la COVID-19.

Hemos tenido que replantear todo nuestro organigrama de trabajo para dar la respuesta necesaria, con urgencia y escasez de recursos, ante el incremento desbordado de pacientes a atender, en un mercado desabastecido, y proporcionar el cuidado farmacéutico requerido para reducir el sufrimiento de los pacientes COVID-19, trabajando codo con codo con los demás profesionales sanitarios en la lucha diaria de esta gravísima crisis sanitaria.

El primer reto al que nos enfrentamos en esos primeros días fue garantizar la disponibilidad de medicamentos. El consumo de ciertos medicamentos de uso habitual en las UCI llegó a incrementarse un 800 % en las fases más graves de la pandemia. Este hecho hizo que medicamentos tan básicos como el propofol o el midazolam tuviesen una distribución controlada a través de la AEMPS, recurriendo incluso a presentaciones extranjeras para cubrir nuestras necesidades. Desgraciadamente, en estos momentos, estamos reviviendo una situación similar, si no peor, que en esos principios.

Además, nos encontrábamos ante un virus que no tenía remedio farmacológico conocido. Esta ha sido la pandemia de la incertidumbre. Se ensayaron en práctica real antivíricos como lopinavir, ritonavir, hidroxicloroquina o cloroquina, actualmente ya descartados después de los resultados negativos que han mostrado los ensayos clínicos llevados a cabo. En esos momentos iniciales, la demanda de estos antivirales fue brutal y tuvimos que asegurar la medicación para los pacientes que estaban recibiéndola de forma crónica a la vez que proporcionarla a los pacientes COVID que teníamos ingresados ¡Era el milagro de los panes y los peces!

Tenemos que reconocer que la impotencia que a veces sentíamos ante el temor de no poder dispensar un tratamiento, hacía que se nos saltasen las lágrimas.

Actualmente, el único antiviral que se mantiene en los protocolos hospitalarios pese a la recomendación negativa de la OMS es el Remdesivir, tal vez el fármaco más famoso de esta pandemia.

El segundo reto fue la adaptación de los espacios del Servicio. Las estructuras de atención a los pacientes tuvieron que cambiar. Fue necesario modificar las consultas, instalar mamparas y proporcionar gel hidroalcohólico a los pacientes y profesionales. Debido a la gran demanda y desabastecimiento de líquidos desinfectantes en las primeras fases de la pandemia, tuvimos que elaborar litros y litros de gel hidroalcohólico para abastecer a todo el hospital. Además de la reestructuración física, también fue necesaria la gestión minuciosa del propio personal del Servicio. Era prioritario proteger al personal asegurando la asistencia. Para ello hubo reforzamiento de áreas y reasignación de responsabilidades, creándose grupos de trabajos con mínimo contacto entre ellos.

A toda esta reorganización interna se le sumó la vertiente más externa con el objetivo de mantener la asistencia y a la vez reducir las visitas al hospital. Inician aquí su protagonismo la telefarmacia y el envío a domicilio de tratamientos en la mayoría de hospitales. Logística y legalmente fue complicado pero la existencia y publicación de normativa al respecto permitió seguir adelante con la iniciativa. Fue el pistoletazo de salida para que todos los tratamientos saliesen del hospital directamente a los domicilios o vía farmacia comunitaria, dependiendo de las diferentes comunidades autónomas. Se buscaba tanto proteger a los pacientes más vulnerables como disminuir la circulación de pacientes por las áreas del hospital, atendiendo presencialmente solo a aquellos que realmente lo necesitasen. Era requisito imprescindible que el envío de medicación fuera de la mano de una atención farmacéutica telemática, de un acompañamiento del paciente en su proceso farmacoterapéutico. Todos los logros que tanto tiempo nos habían llevado a la profesión (mejora de la adherencia terapéutica para logar cargas indetectables en pacientes VIH, por ejemplo) no podían esfumarse de un plumazo con el envío de la medicación a domicilio sin ningún tipo de acompañamiento.  En nuestro caso concreto tuvimos la suerte de contar con la web www.tufarmaceuticodeguardia.org. Se trata de un recurso que creamos en septiembre de 2015 y que proporciona información a los pacientes sobre su medicación, permite consultar con el farmacéutico y pedir o cambiar la cita de la consulta farmacéutica. Esta herramienta nos permitió optimizar y complementar el proceso de atención farmacéutica telefónica.

Como colectivo, la Farmacia Hospitalaria ha demostrado la capacidad de adaptación a las nuevas formas de gestión en los centros hospitalarios que ha requerido la COVID-19, además de la implicación en la generación de conocimiento. Hemos tenido un papel activo en la participación de ensayos clínicos y en la realización de protocolos terapéuticos en el seno de Comités COVID hospitalarios. De forma especial, destacar el estudio Rerfar-COVID (Registro Español de Resultados de Farmacoterapia frente a COVID-19), un registro a iniciativa de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) en la que participaron 174 servicios de Farmacia Hospitalaria con más de 13.500 pacientes y que permitió analizar los resultados de los diferentes tratamientos empleados en el abordaje COVID en ingresos hospitalarios y en relación con las propias características de los pacientes. Los datos han servido para identificar potenciales tratamientos y pautas cuyos efectos reductores de la mortalidad deberán ser confirmados en ensayos clínicos diseñados específicamente para ello.

Hace ya un año que el SARS-CoV-2 nos acompaña en nuestro día a día. Y en plena tercera ola, retos ya conocidos y otros más nuevos llaman a la puerta. Actualmente estamos inmersos en la campaña de vacunación y focalizamos nuestros esfuerzos en asegurar la trazabilidad, efectividad y seguridad de la vacuna. No obstante, seguimos con el deber de garantizar la disponibilidad de medicamentos en un hospital lleno hasta la bandera y ofrecer atención farmacéutica tanto a pacientes hospitalizados como a aquellos que se administran los tratamientos en sus domicilios.

Ni podemos ni queremos olvidar todo lo que nos ha enseñado este minúsculo virus. La memoria de todo lo vivido debe permanecer en nuestro día a día. Y será la persistencia en el tiempo de los cambios requeridos y los retos conseguidos, nuestro mayor triunfo en esta pandemia.

El servicio de farmacia en el equipo Covid: 24 horas al día, 7 días a la semana - Fundación Quaes

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