Lorena Saus Cano
Ingeniero Industrial – CEO Ascires y Miembro del Patronato de la Fundación Quaes
Un artículo de opinión sobre el impacto de la covid19 en las empresas podría ser muy breve: caída de ingresos, incremento de gastos, bajada general de ánimo y repetición de ese ciclo semana tras semana, reduciéndose el número de empresas activas a ritmo acelerado y manteniéndose las supervivientes en estado latente. En consecuencia, se produce un incremento generalizado del paro y de los ERTE, que previsiblemente generarán más desempleo los meses siguientes. Como hemos visto esta situación sobrepasa la capacidad de las empresas de generar actividad. Son momentos sobrevenidos donde el sector de actividad en el que se trabaja cobra especial relevancia.
Quizá por ese motivo, algunos amigos empresarios me han compartido la buena marcha de sus empresas del sector servicios, manifestando que les va mejor que nunca… No es nuestro caso, aunque nuestra actividad se incluya en las consideradas actividades esenciales, ni es el caso de la inmensa mayoría de empresas que conformamos los datos generales. Aquí cito algunos datos del segundo trimestre aportados por el INE, el Fondo Monetario Internacional, OCDE, CEOE y de la CEV, sólo aptos para optimistas:
- El conjunto de países pertenecientes a la OCDE registró una caída del 9,8 % en tasa trimestral; la mayor caída desde su creación.
- Desplome de la economía española del 21,5%; salvo el sector primario, desplome de todos los sectores.
- La actividad de la industria manufacturera cayó un 27,3%; construcción un 27,5 % y servicios se contrajo un 21,3 %.
- Descenso del 26 % en el excedente bruto de explotación.
- Descenso del 13,1 % interanual en la remuneración de los asalariados.
- Descenso del 35,6 % en los impuestos netos.
- Previsión de caída del PIB en España en el 2020 del 11,5 % anual.
- España es el país que mayor impacto negativo ha sufrido entre los países de la zona euro, superando en 6,5 puntos la caída media de los países de la zona euro.
- Las exportaciones han caído un 38,1%.
En el mes de julio las noticias para 2021 eran más esperanzadoras y el PIB registró un crecimiento histórico, sin embargo, el Banco de España, en fecha de septiembre de 2020 a la baja la previsión del PIB en España, indicando que será de un 12,6%, mayor de la esperada en el segundo trimestre.
Vemos cómo los escenarios se van modificando a la baja por los expertos basando sus correcciones en los “repuntes” de la pandemia…y todos pensamos lo mismo: sabemos y podíamos prever que iba y va a haber repuntes mientras no haya vacunas. Sabemos que la ciencia requiere tiempo y que si somos realistas aceptaremos que una vacuna que funcione bien también requiere tiempo y como consecuencia de ello la economía también. Lo que nos lleva a concluir que esta situación económica ligada íntimamente a la gestión de la pandemia va a mantenerse, al menos, en el medio plazo.
Y el ser humano debe ser capaz de resolver el problema desde la raíz, y acertar en el diagnóstico.
Me comentó en una ocasión una gran Señora que ya no había apenas ranas en el río de su pueblo, me dijo que años atrás las ranas tenían insectos que comerse, que ahora ya no quedaban apenas insectos y que las ranas no crecían como antes. Me decía esta gran Señora que, al no haber ranas, hacía años que estaban prosperando los microbios, empeorando la calidad del aire. También me preguntó si me había fijado en que el viento, imparable, los arrastra y los va depositando en nuestras ventanas, puertas y balcones, y a la vez lo respiramos y acaba en nuestros pulmones.
Esa reflexión tan sencilla nos puede hacer entender el diagnóstico de esta pandemia y las que están por venir, que no es más que el diagnóstico del estado de la naturaleza que tiene una consecuencia directa en la salud de nuestra especie y a su vez en el estado de nuestra economía.
Esta pandemia nos afecta a todos, las empresas somos un eslabón dañado tras la afectación previa de la salud de las personas provocada por el mal estado de la naturaleza. Dependiendo del sector en el que se centre nuestra actividad tendremos mayores o menores posibilidades de adaptación sin poder actuar más allá en el corto plazo.
En nuestro caso trabajamos en el sector salud, y esta es una crisis sanitaria, con lo que nos vemos afectados doblemente, y a la vez nos vemos aún más obligados a innovar y crear nuevas formar de hacer y nuevas técnicas que nos permitan mejorar la salud. Como el resto de empresas, hemos cambiado protocolos, hemos modificado las inversiones previstas, hemos adaptado la prestación de nuestros servicios para poder ofrecerlos con garantías; la situación ha sido grave y ha sacado lo mejor de nosotros, arrimando el hombro para ayudar en todo lo que hemos podido y sintiéndonos útiles al poder estar al servicio de los demás. Quizá en estos momentos de noviembre, ya con siete meses de pandemia vividos, y dando las gracias por poder contarlo, nos proyectamos a un 2021 donde estimamos que se va a replicar este segundo semestre de 2020, desearíamos no volver a vivir los meses de marzo o abril de parálisis económica y sociedad silenciosa. La figura de los Ertes ha sido y será fundamental para dar cierta cobertura a las plantillas y a los empresarios, aunque la gestión, como ocurre en cualquier pequeño negocio cuando te enfrentas a un acontecimiento desconocido, puede ser mejorable. Viviremos un 2021 en el que debemos esperar repuntes de la pandemia, la actividad de las empresas se verá afectada por ellos fluctuando o incluso deteniéndose en determinados momentos y, sin sentirnos culpables por no poder combatir la falta de actividad ni poder contener los gastos, tenemos que sobrevivir ilusionados pensando más allá y en que un día, sin duda, esto habrá pasado.
Y ojalá esta pandemia nos haga mejores como especie y nos enseñe a proyectar nuevos enfoques de trabajo y de negocio no sólo que respeten la naturaleza, sino que la ayuden y a su vez ayuden a la salud colectiva, y por ende a nuestras empresas y nuestra economía.
Estamos viviendo momentos en los que es vital aportar valor, momentos de mirar más allá y hablar claro, de no dejarnos arrastrar por las frases hechas de las masas que escuchamos a diario, momentos de pensamiento crítico que nos hagan mejorar, momentos de recuperar lo esencial de la vida y sobre ello, construir.
Y el momento de construir es ya, no hay que esperar a que esta pandemia acabe para activarnos. Aún con mascarillas, respetando la distancia de seguridad, a través de teleconferencias, juntos construyendo ya sobre los ladrillos rotos del primer semestre de 2020 y una base mejorada de nuestra naturaleza.
Hay un camino esencial que tenemos que llevar a cabo, y que quiero creer que es compartido por otras muchas empresas, este camino es la alineación de tres pilares fundamentales: naturaleza, salud y economía, íntimamente relacionados. Son momentos de recuperar lo esencial, y sobre ello bien cuidado, construir.