Le Bert, N. et al. Nature, julio 2020.
La revista Nature acaba de aceptar y hacer pública esta investigación que analiza los efectos de la memoria inmunitaria celular, inducida por la exposición previa a coronavirus, en la susceptibilidad a nuevas infecciones así como la gravedad de las mismas. Entre los virus considerados está el actual SARS-CoV-2 así como el primer SARS (el productor del Síndrome Respiratorio Agudo Grave) que emergió hace 17 años y otros coronavirus.
Para investigar la existencia y los efectos de la memoria inmunitaria celular los investigadores analizaron la presencia de células T activadas, capaces de reconocer tres proteínas del virus SARS-CoV-2, en 36 sujetos convalecientes de infección COVID-19. La síntesis de estas tres proteínas resulta ser muy indicativa de la multiplicación de este virus. Dos de ellas son proteínas no estructurales, NSP7 y NSP13, codificadas ambas en el marco abierto de lectura 1 (ORF1) del RNA de este virus. Ambas se generan en los momentos iniciales de la multiplicación del virus en la célula humana. La tercera es una proteína estructural, la nucleoproteína (NP) que forma parte de la cápsida protegiendo al material genético, el RNA vírico, que se genera más adelante en el proceso de proliferación vírica.
Esta activación de inmunidad celular da lugar a células CD4 y CD8 capaces de reconocer diversas regiones de la NP. Además, células T de pacientes recuperados de infecciones por el primer virus SARS, de hace 17 años, muestran una reacción cruzada de gran robustez con la NP de SARS-CoV-2 a pesar del largo período de tiempo transcurrido. Ello indica que la inmunidad celular frente a coronavirus se mantiene por largos periodos de tiempo. Es más, los investigadores incluso encontraron células T específicamente activadas contra este virus en individuos sin historia previa de infecciones por SARS ni por SARS-CoV-2 ni de contactos con enfermos de COVID-19. Entre estos últimos no infectados por SARS-CoV-2 se observó un patrón diferente en cuanto a los epítopos reconocidos, que son principalmente los de las mencionadas proteínas no estructurales NSP7 y NSP13.
Dichos epítopos reconocidos por las células T mostraron escasa homología con los de coronavirus productores de catarro común pero sí con los de diversos betacoronavirus. Llama la atención que las células de inmunidad celular en los no infectados con SARS 1 ni 2 reconozcan más las NSPs 7 y 13, mientras que en los infectados se produzca sobre todo el reconocimiento de la NP. Los datos de esta investigación muestran la importancia de la inmunidad celular en las defensas frente a COVID-19, que resulta ser de larga duración, robusta y capaz de actuar frente a beta-coronavirus.
Se concluye que la exposición a diversos beta-coronavirus contribuye a la creación de una memoria inmunitaria de larga duración, que puede ser protectora frente a SARS-CoV-2. Como es sabido hay notables diferencias individuales en cuanto a susceptibilidad a padecer COVID-19, y en cuanto a la gravedad de la infección, diferencias que aún no han podido ser explicadas. Esta investigación plantea el interés de analizar de qué manera la presencia en la población en general de células T protectoras, activadas frente a las proteínas NP, NSP7 y NSP13, puede afectar a la mayor o menor sensibilidad para desarrollar la enfermedad COVID-19.
Artículo: https://www.nature.com/articles/s41586-020-2550-z_reference.pdf
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