Los neurocientíficos que lideran el proyecto planean ahora realizar un ensayo con 80-100 participantes para demostrar la seguridad y eficacia de esta técnica.
3CAT/Redacció; 06/11/2023
Neurocientíficos del Hospital Universitario de Lausana, en Suiza, han presentado al primer paciente afecto de enfermedad de Parkinson tratado con una neuroprótesis. El implante de este dispositivo en la médula espinal le ha permitido volver a controlar los músculos de las piernas tras meses de rehabilitación y de probar sin éxito varios tratamientos («puedo andar tres o cuatro kilómetros cuando antes podía 300 metros. Puedo ir a la biblioteca o a la piscina solo. He aprendido a caer y levantarme, ahora es muy fácil«).
Estimulación selectiva y personalizada
Antes de probarse en humanos, se realizaron ensayos en primates para determinar parámetros óptimos de esta neuroprótesis: qué potencia era la idónea, qué zona debía estimularse en cada caso y cuál era el mejor método para ello.
La neuroprótesis está compuesta por electrodos que se colocan sobre la médula espinal y que se conectan de forma directa con un neuroestimulador implantado en la zona subcutánea del abdomen, controlado desde el exterior mediante un mando a distancia.
Eduardo Martín Moraud, neuroingeniero responsable del proyecto NeuroRestore, explica que llevan muchos años «trabajando en la estimulación de la médula espinal de forma selectiva para restaurar la locomoción tras lesiones«. «El Parkinson es una enfermedad muy asimétrica, por eso afecta generalmente sólo a un lado del cuerpo. Con esta técnica podemos estimular de manera selectiva la región más afectada.» A diferencia de la paraplejia, el Parkinson no impide que el cerebro envíe la instrucción del movimiento a las piernas a través de la médula espinal, sino que «altera o debilita» la transmisión de este mensaje.
Respecto a la técnica de implantación, «se trata de un procedimiento completamente personalizado«, explica Jocelyne Bloch, neurocirujana y codirectora del proyecto. Durante la intervención quirúrgica se prueba el efecto de estimulación de los electrodos para ajustar su posición y potencia de forma personalizada para cada paciente, en función de la respuesta de sus músculos a los estímulos.
Tras este primer éxito, el equipo de NeuroRestore planea realizar un ensayo con 80 o 100 participantes para demostrar la seguridad y eficacia de la neuroprótesis y para solicitar después la aprobación de las autoridades sanitarias.
Grégoire Courtine, codirector de NeuroRestore, explica que «el equipo tiene la ambición de crear una tecnología adaptada a las necesidades específicas de los pacientes, según cómo la enfermedad vaya evolucionando en cada uno de ellos.» Necesitan que este nuevo sistema «sea versátil«, por lo que se centrarán en «crear un algoritmo basado en inteligencia artificial que permita personalizar la estimulación sobre la marcha«.
Ahora, los expertos planean formar en este campo a profesionales de diferentes ámbitos de la salud y la tecnología para que puedan trabajar de forma conjunta en el avance y la aplicación futura de esta nueva neuroprótesis.