Entrevista a Vicenta Alborch,
Directora del ATENEO FÉLIX PRIETO
Comienza el segundo semestre de 2024 durante el que el ATENEO FÉLIX PRIETO nos convoca a participar en el Taller de Lecturas Audaces, con el título de CIENCIA Y CONCIENCIA. El primer taller afronta, desde la lectura de El Muro de Rosana Corral-Márquez, la gestión de la locura.
Vicenta Alborch, directora del Ateneo, nos responde a cuestiones, que ayudan a reflexionar sobre la necesidad de hilvanar el conocimiento científico y el experiencial, buscando el compromiso de cada persona con su salud y con la salud comunitaria.
¿Quién es Vicenta Alborch? Nos importa su identidad y no sus “labores”: sus valores y sus criterios, su marco de referencia, en fin.
Pues soy una mujer mayor, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, ya jubilada, pero con ganas de seguir aprendiendo y compartiendo todo aquello que me ha enseñado la vida.
Me ha gustado mucho mi profesión de médica de Atención Primaria. He conocido personas muy diversas, tanto en los equipos que he trabajado, como usuarias. He trabajado en medio rural y urbano. De mis pacientes siempre me he interesado no solo por sus enfermedades sino también por su personalidad, su entorno, sus familias, sus trabajos y sus aficiones. Todo aquello que puede generar salud o enfermedad.
Considero la solidaridad fundamental. La empatía, la escucha, el reconocimiento de cada persona y la comprensión son claves en la medicina y en la vida en general. Desde hace años, pertenezco al grupo de Bioética de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria y al Grupo de Investigación de Bioética de la Universidad de Valencia.
He procurado mantenerme al día de los conocimientos científicos. He asistido a muchos cursos y sigo haciéndolo, aunque ahora más acorde a mis nuevas necesidades. Actualmente estoy involucrada en la salud comunitaria, participando en el Consejo de Salud Básico de Benimaclet-Alfahuir, como vocal de la Associació Veïnal de Benimaclet.
La literatura y el cine me ayudan a reflexionar y a entender a otras personas que llevan otras vidas. A pesar de mis años me siento activa y mantengo la curiosidad y la ilusión por disfrutar de la alegría de vivir.
La convocatoria del Taller de Lecturas audaces da continuidad a la tarea iniciada en el curso 2023-2024, con el Taller de Gestión del Conocimiento: Compromiso con la vida y reconciliación con la muerte ¿Estamos consiguiendo enriquecer los criterios que utilizamos cuando llevamos a cabo la construcción de la salud?
El compromiso es importante tanto el de los profesionales para desempeñar lo mejor posible su labor, tendiendo hacia la excelencia, como cada persona con su propia salud.
Pero cuanto mejor funcione el sistema sanitario y las personas se sientan mejor atendidas y escuchadas más se implicarán en su autocuidado. No se trata de que los profesionales sanitarios demos ordenes, fármacos etc.
Debemos conseguir que las personas, a nivel individual, y la sociedad miren por su salud y para ello es necesario mejorar sus condiciones de vida. Ciudades, trabajos y ocios saludables.
El tema de la muerte también es muy interesante abordarlo. Morir bien y saber que podemos conseguir una muerte tranquila nos ayuda a vivir mejor.
¿En qué medida considera que nuestras demandas al sistema sanitario, a los tutores de nuestra labor en ese proceso de construcción de la salud, es consecuente con un compromiso explícito de cada persona en ese proceso?
Es cierto que pedimos al sistema sanitario, como usuarios, mucho y, a veces, nos cuesta poner de nuestra parte todo lo que deberíamos para mejorar nuestras vidas y nuestra salud.
Pero también veo que hay personas que lo tienen muy difícil porque los determinantes sociales, su trabajo, su educación, su ambiente, su economía, no se lo facilitan.
Alimentarse bien requiere conocimiento y unos ingresos económicos suficientes. Una vivienda confortable, donde no se pase frío ni calor excesivo es saludable. He visto familias con mucha precariedad, y esas necesitan más ayudas que otras. Equidad quiere decir dar a cada cual lo que necesita no a todas lo mismo.
En El muro, Rosana Corral-Márquez afirma que los profesionales sanitarios del nuevo hospital psiquiátrico, “Además de conquistar la calle, debían colonizar las palabras. Hacer una buena criba. Las palabras eran tan opresivas como las camisas de fuerza.” ¿Es un objetivo que estamos logrando en la sanidad actual, y no sólo en el ámbito de la salud mental?
Las palabras son tan importantes como los fármacos.
Una buena entrevista clínica sana mucho. A veces, solo con sacar a la luz un problema personal y ayudar a vislumbrar una salida, se consigue mejor resultado que con una medicación que puede tener efectos adversos y además no ayuda a solucionar el problema sino a taparlo.
La sanidad actual está intentando hacer una medicina más personalizada pero también se está abriendo a la comunidad, buscando fomentar el bienestar con los apoyos que nos podemos dar unas personas a otras y, ¡cómo no! los que nos pueden ofrecer la administración, ayuntamientos, universidades, ONGs, etc.
Creando redes entre diferentes estamentos y buscando la participación de la ciudadanía, para el bien común. No entiendo la felicidad a nivel individual. No puedo sentirme bien viendo, de forma impasible, el malestar de la gente.
El Ateneo Félix Prieto ha venido colaborando con la Fundación QUAES ampliando el perfil de interlocutores, pasando de hablar de los pacientes, a convocar a personas comprometidas con su salud, ¿Considera que de este modo estamos avanzando en la consideración de la salud como un bien común que no queda limitado al ámbito de la actividad sanitaria?
Sí, estamos avanzando. Como he dicho no entiendo el bienestar, que en definitiva es la salud, como algo individual.
Hemos de cuidarnos a nosotros mismos, para también cuidar a quien lo necesite y, además, saber solicitar el cuidado cuando es necesario. El bien común es de todas las personas y para todas. Somos responsables de nosotros y también de los demás, particularmente de nuestras familias.
El sistema sanitario no puede mejorar tu salud si tú misma no te cuidas. Tiene que ser una responsabilidad compartida. Es necesario ese diálogo entre profesionales, pacientes y personas sanas. Entre quienes cuidan y quienes son cuidados.