El Doctor Asier Bengoechea, neumólogo, formuló la pregunta como una llamada de atención a la calidad del sueño, e inició una interesantísima puesta en común, que alcanzó su clímax con la afirmación: “En caso de hipersomnia, sensación de sueño no reparador o cefalea matutina se aconseja visitar al neumólogo para descartar una probable apnea obstructiva del sueño.”
Acudimos al encuentro convocado por la Fundación QUAES con una información recogida de afirmaciones hechas por Luis de Lecea, investigador de la Universidad de Stanford: “las cifras de las personas con problemas de sueño reflejan una epidemia brutal (…) los problemas de sueño suponen problemas adicionales de depresión, del sistema inmune o susceptibilidad al sobrepeso”.
Acudimos con el propósito de conocer qué podemos hacer para gestionar el sueño e incrementar nuestra capacidad para construir la salud. Es decir, para darle la vuelta a un modelo de comunicación habitual en la tutela sanitaria, basado en cómo solucionar los quebrantos que la somnolencia nos provoca. Anticiparnos con un cambio conductual efectivo, como el que Asier Bengoechea nos propuso: “Muchos de los problemas de sueño de la población se arreglarían con una higiene organizada del sueño, con conductas como estas: establecer un horario regular para irse a dormir y despertarse; no exceder los 45 minutos de sueño diurno, en la siesta; evitar la ingestión excesiva de alcohol 4 horas antes de acostarse, y no fumar; evitar la cafeína o la teína 6 horas antes de acostarse, los refrescos azucarados o el chocolate; evitar los alimentos pesados, picantes o azucarados 4 horas antes de acostarse, bastará un refrigerio ligero; hacer ejercicio regularmente, pero no justo antes de acostarse; usar ropa de cama cómoda y acogedora; encontrar una configuración de temperatura de sueño cómoda y mantener la habitación bien ventilada; bloquear todo el ruido y eliminar la mayor cantidad de luz posible; reservar la cama para dormir y el sexo, y evitar su uso para leer, escribir, etc.” En definitiva, la relación de los 10 mandamientos que propician la higiene del sueño.
Las Cátedras Fisabio-UV y Quaes-Universitat Politècnica de València (UPV) iniciaron hace unos días un ciclo sobre Salud Mental. Y nos importaba conocer la relevancia del sueño en la construcción de la salud mental.
Kay R. Jamison, en su relato “Bipolar. Una mente inquieta”, nos habla de cómo en la primera visita que hizo a su psiquiatra para valorar las causas de sus alteraciones emocionales, el exhaustivo cuestionario que confirmó su enfermedad maniacodepresiva comenzó con esta pregunta: ¿Cuántas horas suele dormir?
Asier Bengoechea nos confirmó que una adecuada higiene del sueño incide positivamente en la salud mental: “El sueño es necesario para el buen estado físico y mental del individuo. Existe una relación bidireccional entre el sueño y la salud.”
El encuentro abordó el tema de la farmacología dando respuesta al interés de los participantes. Acudimos a la cita con el conocimiento de que hace unos días, la Comisión Europea autorizó la comercialización de daridorexant, un fármaco que bloquea la activación de los receptores de la orexina, un tipo de hormona que mantiene la vigilia, y permite así que llegue el sueño. Aún no está siendo comercializado
En un artículo publicado en la revista The Lancet Neurology se presenta este fármaco como un somnífero seguro, que induce el sueño y lo mantiene a lo largo de la noche y que no causa somnolencia al día siguiente. Además, tampoco produciría tolerancia, algo que hace que muchos fármacos pierdan efectividad con el uso.
Luis de Lecea, líder del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Stanford, confirmaba que “en el futuro la combinación de varios fármacos, adaptados a la persona, permitirán intervenir farmacológicamente en el sueño con más precisión.”
Pero ¿es eso deseable?: “Una pastilla no es una solución colectiva y no podemos pretender que la sociedad vaya continuamente drogada”.
Asier Bengoechea insistió a lo largo de la charla en que el perfil del tratamiento de la somnolencia crónica tiene que ser personalizado, adaptado a cada persona y al perfil de su quebranto, y concluir con una oportuna consideración: “Debemos de intentar cumplir a rajatabla “los 10 mandamientos” de la higiene del sueño.”