Francesc Joan Santonja
Coordinador Ateneo Félix Prieto
El pasado viernes 20 de mayo, en la Fundación FISABIO, con la implicación activa de la Fundación QUAES, y con el objetivo de revisar las bases biológicas del envejecimiento, quedó planteada la cuestión: ¿Es el envejecimiento una enfermedad?
No queremos esperar a las quedadas del 10 de junio y el 30 de septiembre del ciclo “Los pilares del envejecimiento saludable”, para reflexionar sobre algunas consideraciones que quizás nos ayuden a ajustar la posición del envejecimiento en el punto de mira de la gestión de la propia salud y de la salud comunitaria.
En la tertulia, el conocimiento científico era el ámbito de la ponencia, y con aportaciones de la experiencia clínica, de la reflexión filosófica y psicológica, y las valoraciones de la longevidad, como noticiosa peculiaridad de sociedades en diferentes ámbitos geográficos, como España, Italia, Japón, Suiza o Corea del Sur, los contertulios buscaron estimular una mayor convergencia entre el conocimiento y la experiencia sanitaria, para lograr la proyección de un envejecimiento capaz de encontrar vías con las que incrementar la calidad de la vida, y no sólo la cantidad, en la que denominamos tercera edad.
En su último libro publicado Emilio Lledó nos invita a reponer las palabras, ajustar su significado, para un mundo posible. Y ese objetivo ineludible en cualquier trazado en favor de la innovación, lo hacemos nuestro, en el People Health Living Lab, con la concepción de la salud como un proceso, que lo es, para superar su concepción como una vivencia. Oliver Sacks nos ayudó mucho a concebir un cambio en nuestra relación con la vida: se construye, se reconstruye. Dicho de otro modo, la salud es una realidad diacrónica. Y “estar bien o mal de salud” una afirmación efímera, con poco recorrido.
Y así, durante la infancia, la adolescencia, la madurez, la vejez, construimos la salud y nos comprometemos, o no, a hacerlo con inteligencia y creatividad. ¿Es el envejecimiento saludable? Si por saludable entendemos que aun envejeciendo podemos conceder atención a la fragilidad de la salud en cada instante y restaurar los quebrantos que la vulneran en continuo, responderemos que sí. Como lo son el resto de los periodos de la existencia.
Introduzcamos una nueva palabra: senescencia, que traducimos como incremento de la vulnerabilidad de las personas, consecuencia de diferentes agentes o circunstancias, a medida que la edad nos envejece. Y conocer el propio patrón de senescencia -a tenor de nuestra identidad genética y nuestros quebrantos fisiológicos u orgánicos, cognitivos, emocionales, sociales y medioambientales- puede permitir activar decisiones y tareas que consigan la contención o la remisión de aquellas alteraciones, patológicas o no, que aceleran el incremento de la propia vulnerabilidad y la de la comunidad en la que vivimos.
Podemos considerar el patrón de senescencia como objeto de atención de ese proceder, y gestionarlo con la tutela y asistencia de la sanidad en el más amplio sentido de la palabra. Un proceder que deberá privilegiar la atención personalizada, con todos sus matices, con la convicción de que se trata de una realidad sistémica, consecuencia de la interacción de diferentes factores, y que puede atender a la remisión como objetivo.
Todas y todos envejecemos como envejecen los objetos y los escenarios que habitamos. Así que no creemos que el envejecimiento pueda ser una enfermedad, sólo es un tiempo para vivir con inteligencia y creatividad, gestionando la complejidad y superando la incertidumbre.
PALABRAS PARA UN ENVEJECIMIENTO INTELIGENTE Y CREATIVO
“Porque precisamente por la facilidad de oír, repetidas hasta el ofuscamiento, esas palabras, empezamos a dejarlas escurrir por nuestra mente sin preocuparnos de lo que quieren decir y a lo que nos comprometen”
Emilio Lledó. Identidad y amistad. Palabras para un mundo posible. 2022
A los 95 años
“La imposibilidad de eliminar el azar de todo lo que es humano, la incertidumbre de nuestros destino, la necesidad de estar preparado para que ocurra lo inesperado, he aquí una de las lecciones más importantes de mi experiencia de vida.”
Edgar Morin. Lecciones de un siglo de vida. 2022
A los 101 años
“La anatomía recibida no es la anatomía soñada, y la anatomía soñada nunca está satisfecha con la anatomía percibida (…) Soñamos puerilmente con ser perdonados, contra todo pronóstico, y que las leyes de la longevidad serán por fin reveladas, gracias, por ejemplo, a la epigenética o a la secuenciación del ADN de los supercentenarios”
Pascal Bruckner. Un instante eterno. Filosofía de la longevidad. 2021
A los 74 años
“¿Existe la posibilidad de una senescencia negativa, o sea de un riesgo de muerte que disminuya con la edad? (…) la inmortabilidad biológica (o incluso la senescencia negativa) no sólo no incumple las leyes de la física, sino también las de la biología”
Andrew Steele. Eternos. Una nueva ciencia para cumplir años sin envejecer. 2020
A los 36 años